martes, 27 de abril de 2010

Preguntas para la Iglesia Católica


Por Hernando Álvarez (Blog de los Editores de BBC Mundo)

Uno de los mayores desafíos editoriales a la hora de hacer la cobertura sobre los escándalos de pederastia en la Iglesia Católica es el poco acceso que hay a las autoridades eclesiásticas.

Por lo general los grandes jerarcas no suelen conceder entrevistas y es prácticamente imposible que el Papa acepte ser cuestionado por un periodista.

Ante la dimensión del escándalo que azota a la Iglesia, los medios nos vemos obligados a esperar las homilías y los comunicados para tener una respuesta en la que no hay derecho a contra preguntar.

En BBC Mundo hemos solicitado entrevistas con varias autoridades de la Iglesia pero no hemos tenido suerte.

Por eso a manera de ejercicio decidí publicar en esta entrada algunas preguntas que le haríamos al Vaticano.
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* ¿Qué es más grave: el pecado o el delito?

* ¿Basta con arrepentirse del pecado ante Dios o es necesario enfrentar los tribunales civiles?

* ¿Qué tipo de castigo cree que debe recibir un sacerdote que haya abusado de un menor?

* ¿Se debe castigar de la misma manera a un sacerdote y a un civil que han abusado de un menor?

* ¿Hay perdón posible para quien haya abusado de un menor?

* ¿Quién en la Iglesia se está encargando de ayudar y representar a las víctimas?

* ¿Cree que la Iglesia debe arrepentirse de la forma como ha manejado los casos de abusos sexuales contra menores?

* Si se pudiera volver al pasado, ¿cómo manejaría el tema desde que se inició el escándalo?

* La Iglesia hace intensas campañas contra el aborto entre sus fieles de todo el mundo, ¿ha hecho campaña entre sus fieles contra el abuso sexual de menores?

* ¿Las últimas denuncias que han salido a la opinión pública ameritan un cambio radical en la estructura de la Iglesia? ¿Se debería incluso pensar en una posible dimisión del Papa?

domingo, 18 de abril de 2010

Periódicos brasileños avanzan en la integración de sus redacciones impresas y en línea



La periodista peruana Esther Vargas, del blog Clases de Periodismo, visitó los diarios Folha de S. Paulo y O Estado de S. Paulo para conocer los procesos de fusión de sus redacciones online e impresa en cada medio.

En el caso de O Estado de S. Paulo, el trabajo está a cargo del periodista Pedro Doria, editor en jefe de contenidos digitales. En una entrevista con Vargas, él explica que la integración —que involucra a 700 periodistas, 40 de ellos de la plataforma online— debe tomar en cuenta el ritmo y cultura interna de cada sección. "Tecnología es más fácil, por ejemplo, porque los periodistas son muy jóvenes y están ‘conectados’ a la Internet", explica Doria. En el área de Ciudad, los desafíos han sido mayores, pues los reporteros pasan buena parte del día en las calles.

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Doria también hizo hincapié en la importancia de la afinidad de los equipos de trabajo: “Eso ayuda mucho cuando [un editor online] va a pedir a los del papel una colaboración”.

En Folha de S. Paulo, el periodista Alec Duarte, editor asistente de Brasil, habló con Vargas sobre la integración anunciada oficialmente el 11 de abril. Duarte explica que el diario tiene dos editores para cada sección —uno impreso y otro para la versión en línea—, pero los reporteros han comenzado a trabajar en temas conjuntos y en una redacción integrada físicamente. El periódico, además, ofrece varios cursos de capacitación a los periodistas, como video y edición.

Las elecciones de octubre de 2010 serán un hito en este proceso. En su blog Novo em Folha, la periodista Ana Estela de Souza Pinto, editora de capacitación de Folha, revela los entretelones de la cobertura integrada que tienen en mente para la campaña electoral.

Publicado por Knight Center for Journalism in the Americas

Washington Post ofrece becas para periodistas latinoamericanos



El Centro Woodrow Wilson, con sede en la capital estadounidense, y el Washington Post invitan a periodistas de América Latina y el Caribe a postular a una beca que les permitirá pasar tres semanas en Washington y reportar sobre temas de interés en sus respectivos países. Las postulaciones están abiertas hasta el 28 de mayo de 2010 y se seleccionará a cinco periodistas de la región.

El programa regirá entre el 13 de septiembre y el 1º de octubre de 2010 y cubre los costos de traslado y alojamiento, además de un estipendio semanal. Los becarios contarán con un espacio de trabajo en la redacción del Washington Post y acceso a los empleados, reporteros y editores del periódico.

En años anteriores, la beca ha favorecido a periodistas de Brasil, Colombia, Jamaica, México y Venezuela. Más informaciones, además del formulario de postulación en inglés, español y portugués, están disponibles aquí.

Publicado por Knight Center for Journalism in the Americas

Republica.es ya está online


Un nuevo medio de comunicación se estrena este miércoles en internet. Pese a la crisis y las dudas en el sector de la prensa, Republica.es ya está online. El proyecto, presidido por Pablo Sebastián, tiene como objetivos fundamentales ser "independiente", tal y como explicábamos ayer, y "ocupar ese vacío de libertad de expresión que han cogido los blogs y que los periódicos, salvo algunas grandes cabeceras de papel, no han sabido defender", afirma Carolina Gutiérrez Cortines, directora de Republica.es.
El nuevo medio nace con el reto de contar lo que muchos no pueden "porque tienen intereses creados", señala Gutiérrez Cortines. "Queremos sacar la verdad, aunque no siempre sea posible", remata.
Republica.es es un espacio con información general, de elaboración propia y a través de servicios de agencia, pero siempre con la intención de "tratar la actualidad en profundidad". Sin embargo, según afirma su directora, "el gran peso del medio recaerá en la opinión, con varios blogs de grandes firmas como el propio Sebastián, José Oneto o Fernando González Urbaneja".
La redacción está formada inicialmente por ocho periodistas, aunque "podrá aumentar si las cosas funcionan bien", afirma Gutiérrez Cortines. Aunque su directora reconoce que son "un medio modesto" y el momento económico actual no es el mejor para un lanzamiento de este tipo, "si el producto es bueno, el proyecto saldrá adelante". "Es complicado, pero posible", afirma.

Publicado por 233grados.com

martes, 13 de abril de 2010

Un medio online gana por primera vez el Pulitzer



ProPublica, un servicio de periodismo de investigación en internet sin ánimo de lucro, ha ganado uno de los dos Premios Pulitzer otorgados a medios online gracias a un reportaje sobre las decisiones de vida o muerte efectuadas por los médicos en un hospital de Nueva Orleans tras el paso del huracán Katrina. El texto, titulado The Deadly Choices at Memorial, fue efectuado en colaboración con The New York Times Magazine.

Se trata de la primera vez que un medio de internet gana este importante galardón después de que la organización decidiera, en 2008, incluir a los online entre sus candidatos y en diciembre pasado ampliara aún más su participación. El reportaje comparte el premio con otro de Barbara Laker y Wendy Ruderman, publicado en The Philadelphia Daily News y que recoge el tema de la investigación policial.

El diario The Washington Post ha ganado además cuatro Pulitzer en las categorías de periodismo internacional, reportaje, nota editorial y de crítica.

El periódico The Herald Courier de Bristol, Virginia, ganó por su parte el premio al servicio público por informar sobre los malos manejos de las regalías de gas natural que se le debían a terratenientes en ese estado.

Los galardones fueron anunciados en la Universidad de Columbia, en la ciudad de Nueva York.

Publicado en 223grados.com

jueves, 8 de abril de 2010

AP apuesta por el periodismo de investigación



Associated Press quiere fortalecer su oferta de periodismo de investigación. Para conseguirlo, la agencia de noticias estadounidense ha creado cuatro equipos regionales de periodistas dedicados a esta labor. AP ha comunicado que ha escogido a los "mejores reporteros y editores" para integrarlos, entre ellos a expertos en informática, acceso y consulta de archivos públicos, Flash y manejo de fuentes, con la idea de que enseñen estas herramientas a sus compañeros y, en estrecha relación con el área de vídeos, puedan ofrecer piezas multimedia de calidad adaptadas a todas las plataformas.

La agencia ha señalado, en un memorándum interno, que sus metas son ambiciosas. A partir de este momento, ha añadido, cualquier reportero o jefe de sección de AP que tenga entre manos una historia interesante podrá contar con ayuda de estos nuevos equipos para profundizar en la investigación y producir reportajes multimedia.

Cada equipo además trabajará en sus propios proyectos y en colaboración con otras áreas de la agencia de noticias, tanto a nivel nacional como local.

AP, creada en 1846 como una cooperativa participada por los principales periódicos de Estados Unidos, está buscando su lugar en el nuevo panorama mediático marcado por la crisis del sector y el paso hacia el mundo digital. La agencia por un lado se enfrenta a buscadores y agregadores por los derechos sobre sus contenidos y endurece su política interna de cara a redes sociales, mientras que por otro desarrolla la idea de reforzar su servicio con nuevos productos como primicias de media hora para los medios online.

Publicado en 223grados.com

martes, 6 de abril de 2010

El futuro del periodismo: menos acceso de pago o “multimedia”, más contenido relevante



Por Eduardo Arcos (alt1040)

John Yemma, editor del Christian Science Monitor tiene algunas palabras bastante interesantes para los periódicos: ni el acceso de pago ni multimedia son los “salvadores”.

En un artículo publicado en PaidContent, Yemma explica que, aunque el contenido es el rey, ninguna organización de noticias ha creado una respuesta apropiada al problema de la pérdida de valor económico del contenido en internet: Lo explica con la siguiente analogía:

"Poner un sistema de pagos como el New York Times parecieran la solución, de la misma forma en que poner bolsas de arena en las orillas del rio Mississipi es la solución durante las inundaciones en primavera. El problema es que la corriente de información en internet nunca acaba. Se hace más poderosa a medida que los días pasan y los medios generalistas no pueden detenerlo".

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También se muestra escéptico (y en mi opinión con toda la razón) a esta nueva tendencia por parte de los periódicos a creer que los contenidos multimedia serán el futuro y salvadores de los medios. «Es cierto que consumimos ese tipo de contenido todo el tiempo, pero no hay evidencias que los lectores quieren información noticiosa por medio de complicados mapas interactivos con animaciones y áreas de comentarios». Tampoco hay evidencia que un usuario se quedará y usará muchísimo más un sitio de noticias sólo por su contenido multimedia.

La solución propuesta por John Yemma es la más difícil de llevar a cabo, pero probablemente la más obvia: contenido relevante. Es cierto que ser relevante en internet no es fácil. Es cierto que toma muchísimo más que encontrar palabras adecuadas y/o populares en Google y publicar del tema. «*Tal vez aparezcas primero en los resultados pero tendrás muchas personas que no quedarán contentas con tu contenido y se van, lo cual le quita valor a la marca».

Pero probablemente la frase que más importante del artículo de Yemma es: La tecnología es un habilitador no un diferenciador, y en la claridad de sus palabras se puede observar la terrible confusión por la que pasan los medios tradicionales actualmente, lo difícil que se les hace entender por qué la industria en la que viven está en problemas y por qué no comprenden el internet.

Yemma la usa para explicar cómo han experimentado con la tecnología durante el año pasado al re-orientar la redacción del Christian Science Monitor al web (dejando de imprimir un periódico que tenía 100 años), buscando generar y crear una audiencia fiel en internet transformándose de una compañía que produce noticias a una redacción orientada totalmente a su audiencia.

Yo creo que los medios tradicionales, al estar en un status quo donde sin importar qué hicieran igual tenían audiencia, dejaron de “deberse” a sus lectores, a sus escuchas, a quienes los veían. Hacían simplemente lo que les daba la gana con tal de conseguir un poco más de ganancias. Es por eso que mi generación y las generaciones que nacieron después de mi ya no están interesados en los medios tradicionales. Simplemente no les creemos, simplemente no nos llama la atención.

Personas como John Yemma parecen entenderlo y su experimento está dando resultados: el tráfico del Christian Science Monitor aumentó de 6 millones de páginas vistas mensuales a 13 millones de páginas vistas mensuales. Lo curioso es que la versión impresa del periódico que hacen ahora (en forma de una revista semanal) también obtuvo muchos más lectores: de 44 mil suscriptores a 77 mil.

Transformarse o morir, pero no en dónde entregas la información (papel, internet, Kindle o iPad), sino en cómo la haces.

domingo, 4 de abril de 2010

Clarín cae y se preparan otros diarios


Por Eduardo Anguita (El Argentino, Buenos Aires)

Una encuesta de Carlos Fara y Asociados da lugar para reflexionar sobre el papel del diario de papel, si cuadra la redundancia. La imagen positiva del diario de mayor tirada en Argentina (Clarín), en mayo de 2009, era del 48 por ciento y en diciembre trepó al 51 por ciento, según esa consultora. Pero en marzo cayó al 37 por ciento. No es un secreto la caída en las ventas de Clarín. En el último año, quienes manejan cifras “reales” de circulación, estiman que es del orden del 15 por ciento. Esta retracción preocupa a los empresarios del multimedio. Sin embargo, sería un error muy grande atribuir esto sólo a la errónea percepción que tenía el grupo respecto de que podían dar una batalla frontal contra todo un sector de la sociedad que, con la locomotora del kirchnerismo, se lanzó a terminar con la normativa dictatorial en materia de medios audiovisuales y, sobre todo, a crear una legislación nueva que prohibiera los monopolios en comunicación.

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Antes de analizar sucintamente el papel de los diarios de papel en la era de Internet, conviene advertir que la circulación de otros diarios –o revistas, o semanarios– no es mala y que con el clima actual muchos grupos editoriales están por lanzar nuevas publicaciones y, además, empiezan a ensayar nuevas modalidades para fidelizar lectores y compradores. Por ejemplo, La Nación creció durante el período en que Clarín baja. Las explicaciones de quienes estudian el tema van en tres direcciones. Por un lado, ante una confrontación social de carácter ideológico (hoy la Argentina vive una lucha de modelo y proyecto de país antes que de figuras o de partidos políticos), La Nación –que es “tribuna de doctrina”– mantiene adherentes y puede sumar a algunos que desertan de Clarín. En segundo lugar, el tono agresivo, previsiblemente crispado, de Clarín actúa sobre un componente emocional, estético, en sus lectores. Es difícil tomar un café y digerir una medialuna mientras se hojea Clarín.

Pero, en tercer lugar, conviene detenerse ante la realidad de las estrategias de venta: un porcentaje elevado –cercano a la mitad– de los compradores de La Nación hoy lo compran por suscripción. Ése era un método que no funcionó en Buenos Aires debido a la fuerte resistencia del circuito de distribuidores de diarios –y también del gremio de canillitas– debido a que las empresas buscaron eludir el sistema comercial establecido desde hace muchos años y consolidado hace ya cuatro décadas.

La decisión fue durante la dictadura de Alejandro Agustín Lanusse, cuyo jefe de Prensa, Edgardo Sajón, terminó de hilvanar lo que todavía rige. Dicho en pocas palabras, los editores no pueden distribuir ni vender diarios. Los distribuidores no pueden editar ni vender mientras que los canillitas no pueden editar ni distribuir. Con esas tres patas funciona la circulación de medios gráficos. No es un sistema caprichoso, y no es fácil copiar el modelo de Estados Unidos, el principal consumidor, donde las editoriales distribuyen, porque los costos de distribución son altísimos pero la pauta publicitaria tiene una incidencia tan alta que muchas empresas los pueden absorber.

Clarín muchas veces intentó montar un sistema de distribución propio que rompiera con el establecido. Su poderío lo llevó a evaluar en más de una oportunidad lanzarse a armar su propio sistema de comercialización. Sin embargo, nunca lo hicieron porque los riesgos resultaban más que las ventajas. Además, porque este circuito argentino, en la actualidad, acepta modificaciones. Por ejemplo, La Nación fidelizó una franja de lectores a través de una tarjeta de suscripción, de modo que el diario llega a la oficina o a la casa a través del circuito y no por correo, de modo tal que no representa una caída para los ingresos de distribuidores y canillitas. Un sistema similar de suscriptores hizo El Día de La Plata, una de las tantas ciudades argentinas donde hay un diario establecido casi como única opción de lectura. Y si hay hábitos conservadores difíciles de romper, la compra de diarios es uno de ellos.

Diarios en gateras. La virulenta resistencia de Clarín –ya no sólo como diario sino como grupo de poder– a un modelo comunicacional abierto y diverso, impulsó a varios grupos editoriales a tener en estudio o preparación la salida de nuevos diarios. Desde ya, va contra una tendencia mundial donde los grupos de medios se rompen la cabeza para ver cómo capitalizarse a través de medios virtuales. Sin embargo, en la Argentina hay una situación particular, tanto por el clima ideológico-cultural antes mencionado, cuanto por una situación económica próspera para este año que permite no sólo compradores sino pautas publicitarias razonables.

En ese sentido, Jorge Fontevecchia quiere reflotar aquel proyecto de sacar Perfil a diario. A fines de los noventa capotó porque apuntó a la existencia de lectores al estilo de Le Monde o El país o The New York Times y esto es Argentina, con sus más y sus menos, pero no Francia o España o Estados Unidos. Los errores propios contaron con la mano amiga de Clarín, cuyos directivos le habían advertido, como si fuera una escena de El tren de las 3.10 a Yuma: “Para ustedes, las revistas; para nosotros, el diario”. El propio Fontevecchia lo reconoció más de una vez y también lo escribió. Ahora Perfil piensa en un diario barato, más masivo, posiblemente porque Fontevecchia conoce muy bien el desamor que viven muchos compradores de Clarín y apunta a darles un producto periodístico y no una clase de irritabilidad a diario.

A su vez, Raúl Kraiselburd, editor de El Día, planea el lanzamiento de un diario similar a El Popular, que antes editaba en sociedad con Jorge Fascetto y que ahora quedó en manos de éste. A veces hay que subrayar cosas que parecen obvias: tanto Fontevecchia como Kraiselburd son críticos –por no decir opositores– del kirchnerismo. Eso sí, planean sacar medios para los sectores sociales populares porque su nivel de vida aumentó precisamente en estos años de kirchnerismo. No es un mal negocio sacar ventaja de lo que hace bien un adversario. Pero también es un dato para tener presente: no sólo hay que restablecer derechos y apuntar a la redistribución económica sino que también es preciso saber dotar de ideas a quienes son la base de sustentación de un proyecto político cultural. Y esas ideas necesitan de muchos recursos para poder impactar y consolidarse. Ideas sueltas no prosperan.

Hay otros medios gráficos que ya salieron y tratan de encontrar su nicho. Algunos, como Miradas al Sur –sea dicho con la poca objetividad de ser parte del equipo desde el inicio– encontró un espacio semanal, con formato diario y con artículos para leer durante siete días, que suma nuevos lectores sin que sean desertores de Clarín o de Página/12. Si Sur se instaló y crece se debe, entre otras cosas, a que una buena parte de la sociedad está involucrada con el clima de cambio que vive el país desde hace siete años y necesita ver reflejados esos cambios en artículos con datos, con análisis, con opinión y, lo que no es menos importante, con una propuesta gráfica, de fotos y titulación que despierte los sentidos.

Una propuesta estética sólida es crucial para sostener una mirada periodística comprometida. Sobre todo, en un contexto donde el homo tipograficus va cediendo espacio a pasos agigantados frente al homo videns. Los medios virtuales van ganando espacios y son, sin duda, el futuro. Sin embargo, el soporte papel forma parte de una cultura donde se nutren los debates, la formación de ideas y el pensamiento crítico.

Los cambios en la prensa escrita



Juan Carlos Rodríguez Ibarra (El País, Madrid)

Se suele pensar que la situación de los medios de comunicación, que casi siempre se identifica con crisis, está provocada por la tecnología y, por lo tanto, ésta es la causa principal, cuando no única, de la necesidad de cambiar. Esta visión tecnocéntrica simplifica considerablemente la realidad; lo que realmente está provocando esa transformación es el cambio cultural de los usuarios, de los ciudadanos, que quieren estar informados de otra forma.

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Si la aparición de las nuevas tecnologías hubiera significado, como siempre ha sido, hacer mejor y más rápido las mismas cosas, el problema planteado tendría fácil explicación y, seguramente, sencilla solución. Pero en esta Revolución Tecnológica las nuevas tecnologías nos obligan a hacer cosas diferentes, porque el uso de las mismas ha variado los hábitos, las costumbres, la mentalidad y la forma de querer saber de los ciudadanos. No estamos ante un ciudadano que quiere más de lo mismo, sino ante ciudadanos que exigen otras formas distintas de ver el mundo. Hoy no se hacen autopistas, por ejemplo, porque exista la tecnología del coche, sino porque esa tecnología ha cambiado el concepto de la distancia y el tiempo, por eso se hacen autopistas o Trenes de Alta Velocidad.

De igual forma, la nueva manera de querer estar informados supone una presión mayor sobre los medios que el propio cambio tecnológico. Mientras este desafío se vive, casi siempre, como un drama para los medios tradicionales, podríamos entenderlo, por el contrario, como una enorme oportunidad para crear modelos de comunicación más democráticos y participativos, y el desarrollo de innovaciones y nuevos proyectos a los que se puedan incorporar los nuevos profesionales que vienen de una cultura plenamente digital.

Situémonos en este nuevo escenario en el que, por una parte, Internet y la tecnología digital y, por otra, los cambios sociales modifican radicalmente el negocio de los medios de comunicación. La primera señal visible que percibimos nos muestra a una prensa escrita sufriendo una profunda crisis de identidad. Crisis, por cierto, que también afecta a los propios medios digitales, enfrentados a la enorme producción de amateurs y lectores independientes. En este juego participan numerosos y diversos factores, pero podemos identificar un resultado final: la puesta en marcha de una reestructuración del ecosistema económico. ¿Cuál será el resultado final?

De momento tenemos pocas experiencias, pero sí contamos con algunas evidencias e indicadores bastante reveladores. Así, algunos sólo son capaces de ver tras la crisis de los medios un futuro un tanto apocalíptico, tanto para las empresas y los medios tradicionales como para nuestro sistema político democrático. Parecería que esta transformación arrastra consigo a la objetividad y a la investigación y pone en peligro a la mismísima Democracia. Es comprensible la tendencia a caer en el catastrofismo si pensamos en que, día a día, los medios pierden publicidad, lectores, valor en Bolsa y hasta la visión de su propia función social.

Ante este panorama, la respuesta inmediata que vemos en muchos casos, y que pasa por la reducción de presupuestos y plantillas, sólo hace que el resultado final, además de más barato, sea menos relevante y atractivo, en un contexto en que cada vez es más difícil lograr la atención de un lector desbordado por la oferta informativa. De este modo, se acaba por lograr el efecto contrario al deseado, se acelera la crisis, aunque la reducción de costes pueda permitir un período de agonía más prolongado. Un efecto preocupante de este proceso es la posible, y constatable ya en nuestra sociedad, pérdida de credibilidad de los periódicos. En esta situación es cada vez más urgente e imprescindible que los medios tradicionales y los nuevos medios, que nacen ya siendo digitales, desarrollen alternativas a la crisis del periodismo tradicional. Pocos dudan de que un sistema democrático necesita canales de comunicación que permitan a la ciudadanía informarse de las diferentes perspectivas de un problema, para poder debatir con responsabilidad y conocimiento de causa. Pero que el futuro necesite medios no significa, de ningún modo, que necesite los medios del siglo XX.

Las visiones catastrofistas que nos alertan de los peligros que nos acechan con la crisis de los medios esconden muchas veces posturas corporativas preocupadas por su propia subsistencia. Necesitamos medios de comunicación, pero medios que entiendan el nuevo concepto social y tecnológico e informen y dialoguen con el ciudadano del siglo XXI. Los medios podrían encontrar muchas claves en la revolución que se está produciendo alrededor de lo que conocemos como la Web 2.0 y, particularmente, en el mundo de los jóvenes. Por el contrario, para muchos responsables de medios tradicionales, los blogs y, por extensión, los medios nativos digitales, son parásitos de los periódicos que nos conducen a un futuro fragmentado y caótico, donde cada comunidad tendrá sus propias noticias y verdades, sin que exista debate y discusión, perdiéndose un relato unificado y el consenso acerca de los hechos.

Siguiendo este hilo argumental, según ellos, desaparecería en realidad una de las bases que permite hacer política en democracia. Esta postura que he descrito sigue el argumento que Cass Sunstein, profesor de la Universidad de Chicago y uno de los analistas más prestigiosos de las relaciones entre política y tecnología, exponía en su libro Republic.com, publicado en el año 2001. Pero lo sucedido en los últimos nueve años nos demuestra que Internet no es sólo ni principalmente un filtro para seleccionar la información que alguien nos proporciona. Además, ofrece la capacidad de crear un modo colaborativo extraordinario. Así, el mismo Sunstein publicaba, sólo cinco años más tarde, en 2006, un nuevo libro: Infotopía. Cuántas mentes producen conocimiento, donde dando un giro copernicano se convertía en un optimista digital comprometido con la nueva tecnología. Donde antes existía estancamiento e incomunicación, el autor descubre el poder creativo de la colaboración. Esta debería ser la visión del futuro desde la que los medios pueden afrontar su presente crisis, para reinventarse y seguir siendo empresas viables y actores claves en la vida democrática.

En este sentido, una sociedad de usuarios activos y tecnológicamente capacitados, y no de consumidores pasivos, reclama verdaderos medios sociales que padezcan unas relaciones menos jerárquicas y unidireccionales. Los medios están ahora en un periodo apasionante, lleno de incertidumbres, pero también de oportunidades para la innovación, en el que exploran las tecnologías y canales más útiles para que los usuarios consuman y creen información. Los medios que asumen este nuevo escenario se introducen en un proceso de adaptación que tiene mucho de experimental. Sólo mediante la prueba y error continuos, se acabará definiendo la combinación de tecnología, diseño y modelo de relación con los usuarios que los haga viables. En esta fase es imprescindible no dejarse llevar por las urgencias; muchos de los experimentos que ponen en marcha los medios acaban descartándose cuando no proporcionan, por sí mismos, una rentabilidad rápida. Es ésta una estrategia equivocada. En el nuevo periodismo, la Red y la integración de la tecnología son requisitos imprescindibles, no son opciones. Nadie va a venir a decir cómo se hace algo que no se ha hecho nunca, hay que experimentar, fracasar cuando sea necesario y volver a intentarlo.

¿Cuál será el resultado final? Quizás aún es demasiado pronto y lo más interesante está por venir. Sin embargo, se empieza ya a vislumbrar cómo, en este proceso de cambio, los medios están transformándose radicalmente para convertirse en plataformas de contenidos digitales que se hacen sociales, dado que integran a sus usuarios en todo el proceso informativo. En definitiva, se está co-creando con el lector.