jueves, 27 de agosto de 2009

El autor del "artículo más racista del año" espera recibir una medalla por su texto



El peruano Andrés Bedoya Ugarteche, ganador del "premio al artículo más racista del año", que concede la organización británica Survival, ha afirmado que espera recibirlo "con medalla, diploma y en una ceremonia especial".

Bedoya Ugarteche ha declarado al portal en internet del diario El Comercio que no se rectificará por su artículo, publicado en el diario limeño Correo, y aseguró que él no es racista, a pesar de que no es la primera vez que escribe textos en los que ataca a la comunidad indígena.
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Según un comunicado publicado en Londres por Survival (Supervivencia), el artículo, titulado "¡Pobrecitos chunchos! y otras torpezas", insinúa que habría que utilizar el napalm contra los indígenas.

"No se qué espera Alan (García, presidente del Perú) que no prepara a su FAP (Fuerza Armada del Perú) con todo el napalm necesario", terminaba el artículo de Bedoya, publicado en el diario el pasado mes de junio.

Al ser consultado sobre estos términos, el autor, un abogado de 73 años, ha señalado que es "como decir 'qué esperas que no le sacas la m?'".
"¿Dónde está el racismo ahí?", ha remarcado para luego añadir que su artículo "¡es una invitación a la defensa propia, por Dios!" y que "es obvio que (Alan García) no va a usar napalm".

El autor ha dicho que en sus artículos siempre se ha caracterizado por usar este tipo de términos que, en su opinión, no ocultan ninguna insinuación racista. En el texto, Bedoya pide a sus lectores no llamarlo racista por sus comentarios y, por el contrario, acusó de serlo a los nativos (a quienes se refiere como "chunchos").

Bedoya ratificó hoy al portal que "jamás" ha usado términos racistas. "Para hacerlo, yo tendría que ser un pura sangre y no lo soy", ha agregago.

El premio al "artículo más racista del año", que forma parte de la campaña de Survival contra el racismo, se propone "desafiar las descripciones racistas de los pueblos indígenas en los medios de comunicación".

Bedoya ha ironizado, al respecto: "Espero que esa condecoración me la otorguen con medalla, diploma y en una ceremonia especial".

El ganador recibe un certificado con una cita del escritor de los indios sioux, Luther Standing Bear, según la cual "el hecho de llevar años llamando salvaje al indio no le ha convertido en uno de ellos".

(Diario Público, de Madrid, y EFE)

domingo, 23 de agosto de 2009

Medios de EE.UU. protestan por el creciente uso del "off the record" entre los políticos

European Pressphoto Agency

Washington (EFE).- Las principales organizaciones de medios de Estados Unidos enviaron hoy una carta a 600 secretarios de prensa de la Administración, entre ellos el de la Casa Blanca, protestando por el creciente uso del "off the record" en actos públicos.
Este término sirve para describir en el argot periodístico aquellas declaraciones que no se pueden publicar ni atribuir a la persona que las realiza.
Los firmantes de la carta señalan que su objetivo es hacer frente a una "fuente común de fricción" entre los medios y los políticos a los que cubren y que en los últimos años utilizan cada vez más el "off the record", incluso en reuniones públicas.
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La práctica es atribuida, sobre todo, a miembros del Congreso y empleados del gobierno federal que suelen ofrecer valiosa información sobre negociaciones en curso, en eventos como conferencias, pero prohíben a los periodistas utilizar los datos o insisten en que no se les cite por nombre en sus artículos.
Los autores de la misiva dicen que los reporteros acceden a menudo a información confidencial en diálogos privados y de forma selectiva, pero se quejan de que "desafortunadamente" la práctica ha aumentado hasta el punto de que los funcionarios públicos no ven problema en decir a grandes audiencias que sus discursos son "off the record".
La carta menciona un caso "reciente" en el que dos altos cargos del Congreso dijeron ante una audiencia de 300 personas que sus declaraciones eran confidenciales.
Los autores dicen que los miembros del Gobierno del presidente de EE.UU., Barack Obama, también han recurrido a la táctica en algunas reuniones públicas.
La práctica, según la carta, perjudica a la prensa y al público en general a favor de otras audiencias que no tienen que respetar esa norma.
Eso permite que a veces personas que no son periodistas utilicen la información de esos eventos en 'blogs' o listas de correos electrónicos para ofrecer pistas sobre la dirección de ciertas negociaciones políticas.
"Pese a esa desigualdad, muchos periodistas en esa situación han respetado el 'off the record'", dice la carta.
Los firmantes piden a los congresistas, a sus empleados y a los representantes de las agencias federales que empiecen a tratar los comentarios en actos con grandes audiencias como "on the record", es decir publicables y atribuibles a la persona que los realiza.
La carta fue firmada por:
American Society of News Editors
Association of Alternative Newsweeklies
Bureau of National Affairs, Inc.
Daily Press Gallery of Congress Standing Committee of Correspondents
New York Times
Newspaper Association of America
Periodical Press Gallery of Congress Executive Committee
Radio-Television News Directors Association
Radio-Television Correspondents' Association
Reporters Committee for Freedom of the Press
Society of Professional Journalists
Tax Analysts
U.S. News & World Report

sábado, 22 de agosto de 2009

La cobertura de la reforma de salud de EE.UU., según la BBC


Esta semana le damos la palabra al corresponsal de BBC Mundo en Washington, Carlos Chirinos, para que reflexione sobre la cobertura que se le ha dado al debate de la reforma de salud en Estados Unidos. (Hernando Álvarez, del Blog de los Editores de la BBC Mundo)

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La Tormenta del Verano

Por Carlos Chirinos, corresponsal de BBC Mundo

Washington.- "Washington se paraliza en verano. El sopor ambiental se apodera de la dinámica política local y por tanto de la dinámica informativa. Como el Congreso y la Corte Suprema entran en receso y muchos funcionarios se van de vacaciones hay pocas cosas que reseñar.

Pero este ha sido un verano distinto. Los medios han estado hablando profusamente de los a veces exaltados cabildos abiertos en diferentes lugares del país, en los que se está debatiendo el plan de reforma del sistema de salud que propone el presidente Barack Obama.

En televisión se ha visto a señores mayores gritándole a la cara al congresista que representa su ciudad por "permitir la socialización" del sistema. Un sistema que es "el mejor del mundo", como decía entre llantos otro día otra señora en otro pueblo - a pesar de que deja fuera a unos 50 millones de personas. Todos llevan indignados pancartas exigiendo que el gobierno mantenga sus "manos fuera del sistema de salud".

También ha habido gente expresando su apoyo al plan, pero ha sido menos visible y sobre todo, menos violenta a la hora de expresar sus opiniones.
En la discusión editorial en nuestra oficina en Washington nos hemos preguntado ¿qué proporción de estos ayuntamientos de verano estaban dominados por los opuestos al plan? ¿Dónde estaban los activistas pro-reforma? ¿Qué tan representativo es todo esto?

Apenas días tras, en la oficina de la presidenta del Congreso, uno de sus ayudantes me recordaba que la mayoría de esas reuniones habían sido tranquilas y se quejaba de que los medios no les habíamos dado tanta cobertura.

En la queja del funcionario quedaba implícita la eterna acusación, nacida de múltiples teorías conspirativas, sobre cómo los medios crean realidades y promueven agendas políticas o de negocios. Ése es un debate que no pretendemos dilucidar en estas líneas, pero del que la BBC está siempre pendiente para no morder señuelos editoriales.

Pero hay que aclarar que nada llama más la atención de las cámaras que un enfrentamiento apasionado. Los que quieren promover sus posiciones en la televisión seguramente lo saben. Así que para bien o para mal en estos días de sopor informativo la noticia terminan siendo los gritos desafiantes a la autoridad parlamentaria y no los acuerdos que puedan estar dándose en otros encuentros. El drama siempre es noticia.

También hay que considerar que la entrada de las cámaras introduce una dinámica distinta en la que ya es prácticamente imposible saber qué es lo espontáneo y qué es lo actuado. Cuántas veces hemos llegado los periodistas al lugar de una protesta y visto cómo los manifestantes inicialmente tranquilos y hasta aburridos irrumpen en gritos y demandas apenas ven las luces y los micrófonos. Lo suficiente como para que quede testimonio en el noticiero.

La pregunta que queda sin respuesta es aquella sobre la espontaneidad de los cabildos. Entre sectores liberales muchos aseguran que no se trata de movimientos comunitarios sino de actuaciones coordinadas por el partido republicano y grupos con intereses en el negocio de la salud. Claro que eso equivaldría a considerar que el único movimiento comunitario auténtico sería aquel que surge de las fila de los liberales.

Obama for América, la exitosa red de comunicación popular que en gran parte ayudó al presidente Obama a llegar al poder, se ha transformado en Organizing for América. ¿Se puede decir entonces que no es un organismo independiente por sus innegables vínculos, al menos sentimentales e ideológicos, con la Casa Blanca?

La semana pasada la Radio Pública Nacional estadounidense acusó el recibo de un inusualmente alto número de cartas y correos electrónicos de escuchas criticando su cobertura de esas asambleas. Muchas de las quejas cuestionaban que se le diera tanto despliegue a una "evidente" estrategia política de sectores conservadores para desbaratar el plan de reforma.

Es cierto que la oposición conservadora ha visto la oportunidad de opacar un poco la imagen del presidente Obama, quien lleva seis meses brillando en solitario en la escena política.

Al final para el gran despliegue de la cobertura hay una confluencia de factores: se trata de un tema que potencialmente puede dañar la hasta ahora alta popularidad del presidente Obama, lo que lo hace noticioso; es pertinente porque es un asunto que desde siempre ha desatado pasiones entre los estadounidenses, y además se produce en verano que suele ser un tiempo informativamente lento.

Cuando existe una coincidencia casi perfecta de causas muchos dicen que hay "una tormenta perfecta". En ese caso la prensa debe estar atenta para navegarla con mucha precaución".

miércoles, 19 de agosto de 2009

Compromiso contra la manipulación


Por Juan Varela
(Periodistas 21)

Nota: cualquier semejanza con la situación de la prensa argentina es una legítima lectura de la realidad.

Otra vez el periodismo figurante nuestro de todos los días. Otra vez la letanía de lamentos. Otra vez la pasividad y la hipocresía de quejarse como viejas asustadas y no tener el coraje suficiente para plantar cara a una clase política irresponsable y abonada a una democracia escénica sin compromiso.

El País o Público publican reportajes sobre los abusos de comunicación de los políticos y el periodismo figurante, ese pan nuestro de todos los días que distribuye proclamas, notas de prensa, vídeos de los partidos y multitud de comunicaciones de políticos e instituciones sin rubor y a menudo sin la mínima investigación ni comprobación.

Basta ya de hipocresía.
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¿Dónde están los responsables del abuso y el fraude informativo? Son los políticos lenguaraces y falsarios, pero también los directores de los medios que publican esas barrabasadas. Esos directores que se preocupan tanto de que las declaraciones de los políticos se extiendan lo suficiente en sus páginas e informativos y tan poco de avisar al público del fraude, de las negativas a las preguntas, de respaldar a sus periodistas ante la manipulación de la burocracia política y comunicativa.

Fernando G. Urbaneja, presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), ha vuelto a pedir "respuestas individuales y colectivas" contra el desdén de los políticos a los periodistas y, por tanto, a los ciudadanos y la democracia.

Urbaneja recuerda a los directores de los medios su responsabilidad para frenar este enorme deterioro de la democracia y el periodismo que vivimos desde hace años.

En 2008, tras una campaña electoral lamentable, a los directores de los periódicos les costó dos meses consensuar una postura común contra los abusos y las restricciones informativas en plena campaña. De las televisiones, ni noticia, los vídeos de los partidos engordan esos informativos panfletarios donde se llenan minutos y minutos con tan poco que contar. Y mucho menos que informar.

El abuso de unos políticos que se creen irresponsables ante la ciudadanía y que controlan el poder con el puño de una burocracia a la que no le asustan ni los votos -cautivos-, ni los jueces -obedientes-, ni los medios -politizados y timoratos- es cada vez mayor. Al enorme tejido de los gabinetes de prensa, las ruedas de prensa sin preguntas, las comunicaciones institucionales, los vídeos de partidos e instituciones, las inauguraciones, actos y mil oportunidades de propaganda que los ciudadanos pagan cada día con su dinero y su tiempo -para mayor gloria y riqueza de organizadores y entramados tipo Gürtel y tantos otros- se suman ahora las redes sociales de los partidos en internet, los vídeos distribuidos en la Red sin filtro ni cautela animosamente redistribuidos por las televisiones, los manifiestos engañosos y tantas otras manipulaciones.

Pero nada.

El silencio también es periodismo.

Callar también es informar. Filtrar la propaganda de la información es la decisión más importante. ¿Por qué publicar todo lo que los políticos quieren si no aporta valor para los ciudadanos y el debate público? ¿Por qué se distingue tan mal la propaganda de la información en los medios de comunicación?

¿Cuánto tiempo tardarán esta vez los directores de los medios en consensuar una postura común como la pedida ya varias veces por la APM, algunas organizaciones de periodistas catalanes y otros profesionales en varias ocasiones?

La respuesta, señores directores es fácil. Sé que temen el vacío, que otros diarios de filiación contraria violen las prevenciones y den pábulo a los políticos, que militantes enojados los acusen, que sus accionistas se cabreen por las llamadas del poder y que algún director general sienta temblar la publicidad institucional, tan necesaria en estos días de crisis y a la que tan mal acostumbrados están los medios.

Pero se pueden tomar muchas medidas para acabar con el periodismo figurante y mejorar la información y la democracia.

Ejemplos:

1. No informar de ningún acto ni publicar manifestaciones realizadas sin posibilidad de preguntas y acceso abierto de los periodistas a la información.

2. Publicar siempre las condiciones en las que se realizan los actos oficiales, con qué presupuesto y quién paga y organiza, quiénes son los asistentes y con qué finalidad se celebran.

3. Exigir la entrega de todos los documentos, estudios o pruebas a las que se aluda y ponerlas a disposición del público.

4. Hacer constar siempre la disponibilidad de los comparecientes para aceptar preguntas. Especificar si alguna relevante no ha sido respondida.

5. Reducir drásticamente los entrecomillados y declaraciones de los políticos, especialmente en los titulares y entradillas.

6. Informar más de qué se hace y menos de qué se dice. Sostener el seguimiento y la evolución de las promesas, proyectos y otros futuribles de los cargos públicos.

Como estas caben muchas más medidas, simples y efectivas, para mejorar la información y la democracia. Pero ninguna es factible sin coraje y voluntad periodística y ciudadanas.


Grupo en Facebook para pedir a los medios que se nieguen a cubrir las ruedas de prensa y actos de los políticos sin preguntas.

lunes, 17 de agosto de 2009

¿Lo que viene es el fin de los diarios, las revistas, la radio y la televisión?













Usted se está extinguiendo. Numerosos académicos, periodistas y manosantas auguran una inminente extinción de los diarios impresos en papel (y, desde luego, de sus lectores). Algunos hasta le han puesto fecha al velorio masivo: primer cuatrimestre del año 2043 en Estados Unidos, según el investigador Philip Meyer.
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Los discursos extincionistas, importados de la biología, están de moda para hablar de mutaciones culturales. Será quizá por aquello de que la cultura nunca muere; y entonces sólo queda referir a los estados de extinción que en ella se manifiestan: la anunciada muerte de la pintura a manos de la fotografía, el cine asesinado por el video, la amenaza de internet sobre la televisión, y los diarios siempre en estado de coma. En torno a este sistema de medios en permanente transformación y rodeado de profecías incumplidas, Carlos Scolari y Mario Carlón lograron sumar a otros expertos del asunto que –como ellos– debaten el tema en un libro que le moja la oreja al lector con el título de El fin de los medios masivos. La televisión, los diarios, la radio, el cine, internet y la industria de la música son abordados por distintos especialistas (en su mayoría argentinos) bajo los parámetros de la metáfora ecológica: los medios masivos estarían en vías de extinción o, al menos, su masividad podría dejar de existir.

El concepto de “ecología de los medios” no es nuevo. Surge de la matriz teórica de grandes investigadores como Marshall McLuhan, Walter Ong y Neil Postman. “Ellos tenían una visión transversal y sistémica de los medios que es sumamente útil para entender las actuales transformaciones. Si profundizamos en la metáfora ecológica, podemos decir que hay ‘nuevas especies mediáticas’ que han irrumpido en los últimos años (YouTube, las redes sociales, los dispositivos móviles, etc.). Estas nuevas especies han generado cambios en el ecosistema, lo cual obliga a los viejos medios a adaptarse a las nuevas condiciones. Más que desaparecer, los viejos medios –como la radio, la prensa, la televisión– tienden a adaptarse para poder sobrevivir en la nueva ecología. Modelos de negocios que parecían consolidados –como el de la industria discográfica– se disolvieron en pocos años”, asegura Scolari.

Entre éstas y otras mutaciones adaptativas o fatales, que se suceden a lo largo de los diferentes artículos del libro, la radio aparece como el medio que mejor se ha adaptado –e incluso ha sacado provecho– del nuevo mapa de situación. Todos coinciden en que lo que está muriendo es el viejo modelo de medios centralizados, unidireccional y masivo. “Si los medios masivos dejan de ser la gran amalgama ideológica de la sociedad, ¿qué medio cumplirá esa función? ¿De qué hablarán los ciudadanos si el consumo mediático se fragmenta en decenas de medios y plataformas?”, se pregunta Scolari. Y su interrogante atraviesa los artículos de Mirta Varela, Hugo Pardo Kuklinski, Eliseo Verón, Robert Logan y Paolo Bertetti, entre otros investigadores en el libro.

“La prensa y la televisión –dice Scolari– cumplían muy bien está función creadora de agenda, de temas de discusión compartidos por todos los lectores y televidentes. Al perder los medios masivos su centralidad para dejar espacio a los nuevos medios y redes sociales, los temas y las audiencias también se fragmentan”. ¿Esto significa que hay menos para compartir? ¿Se avecina el día en que en las oficinas ya no sea necesario estar al tanto de qué hizo anoche Tinelli, para no ser apartado del fogón? ¿Habrá fogón? Los nuevos medios y las nuevas formas de consumo mediático están empujando a los mass media tradicionales a un lugar menos central: los medios ya no están en el medio.

Mario Carlón pone énfasis en este cambio de época: “Ahora nos encontramos ante la oportunidad de empezar a hacer un balance –una especie de arqueología– acerca de lo que significaron los medios masivos, porque la emergencia de los nuevos medios está terminando de completar el sistema con el cual deben ser comparados para comprender su significado histórico. Ellos surgieron luego de otro importante sistema, el de Bellas Artes, que se consagró en el siglo XVIII: sus lenguajes eran principalmente la música, la literatura, la pintura, la escultura y el grabado”.

Al mismo tiempo en que las nuevas tecnologías se empujan unas a otras acelerando el calendario, los académicos corren detrás de los hechos navegando entre el diagnóstico y la predicción, casi siempre con la amarga confesión de que ningún análisis es suficiente, de que aún es prematuro o ya es tarde. Pero en el interesante artículo que Mirta Varela dedica a analizar el fenómeno de YouTube, advierte sobre el riesgo de confundir lo tecnológico con el uso cultural: “No es posible adivinar el futuro limitándose a leer el cambio técnico”, dice luego de citar a Raymond Williams que ya había avisado: “Primero se inventó la televisión y luego se pensó para qué podía ser utilizada”.

“Los nuevos medios están aún en una etapa de fuerte mutación, lo cual no favorece el trabajo analítico. Ya se ha empezado a hablar, por ejemplo, del fin de los blogs, cuando en verdad tienen muy pocos años de vida”, señala Carlón casi invitando a leer el capítulo en el que Pardo Kuklinski aborda el tema de las transformaciones producidas por las tecnologías disruptivas DIY (do it yourself, hágalo usted mismo): Facebook, Twitter, My Space, Lulu.com y toda la galaxia blogger y de la web 2.0. Allí también “el darwinismo digital se encargará de la supervivencia de los más aptos”.

Mientras los nuevos celulares ofrecen tantas prestaciones que casi olvidan el teléfono, los medios masivos tradicionales se las ¿ingenian? para captar a las audiencias fragmentadas por las nuevas tendencias. Así es como los medios gráficos buscan parecerse a internet, incorporando diseños que emulan a las “barras de navegación” de la web, más infografías, más color, apretadas síntesis, links, tips y todo tipo de textos breves y brevísimos diseñados a medida de una curiosa especie: el lector que no le gusta leer. Quizás haya que esperar una televisión para gente que no la mira o una radio para sordos.

Ante la falta de una reserva ecológica para preservar a las especias mediáticas en peligro, los consumidores de medios también se adaptan y transforman sus hábitos y usos. El viejo mostrador que dividía claramente el espacio del emisor del de los receptores ya no existe. Y de eso da cuenta cada uno de los artículos del libro editado por Scolari y Carlón. Seguramente los medios masivos no desaparecerán, pero tampoco ocuparán el lugar hegemónico que tuvieron durante el siglo XX.

Mientras todos estén ocupados en decir, será difícil encontrar a alguien dispuesto a escuchar. La adaptación puede ser cruel, pero es la única manera de evitar la extinción. La promesa pop de los diez minutos de fama era una trampa que no dejó a nadie satisfecho. El que hasta hace un rato estaba en vías de extinción ha mutado en una nueva especie de “usuario mediático” acostumbrado ahora al autoservicio del “hágalo usted mismo”, “bajate tu propia música”, “elige tu propia aventura”, “lo pedís, lo tenés”, “agregalo a tus favoritos”, opiná, votá, decí, caceroleá. Ahora en el centro de la escena parece que está usted, amigo lector. Si me permite llamarlo “amigo”. Si me permite llamarlo “lector”.

sábado, 15 de agosto de 2009

Principios éticos para la práctica periodística


El siguiente es un documento de referencia ética para los integrantes de FOPEA. Es el producto de una año de debate específico y de varios más de trabajo en busca de una reflexión y una autocrítica que permitiera a este grupo encontrar algunos principios comunes sobre la práctica profesional.

El último tramo de esta senda comenzó en diciembre de 2005 cuando FOPEA publicó junto a la Fundación Konrad Adenauer un estudio comparativo de códigos de ética en el mundo y un análisis de la situación en la Argentina. El trabajo incluía un anteproyecto de código que fue debatido por los socios y fue puesto en la mesa de discusión en Buenos Aires y 15 provincias del país.

El documento final fue firmado el 25 de noviembre de 2006 como cierre del Congreso Nacional de Ética Periodística realizado por FOPEA en la ciudad de Buenos Aires, y desde entonces es de carácter obligatorio para todos los que integran el FORO DE PERIODISMO ARGENTINO.
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Principios éticos para la práctica periodística
I - Valores Esenciales

1. Los periodistas que integran FOPEA se comprometen a buscar la verdad, a resguardar su independencia y a dar un tratamiento honesto a la información.

2. Son objetivos irrenunciables para el periodista el rigor y la precisión en el manejo de datos con el fin de alcanzar una información completa, exacta y diversa. La distorsión deliberada jamás está permitida.

3. Los valores esenciales de los periodistas que adhieren a este Código son el respeto a los principios de la democracia, la honestidad, el pluralismo y la tolerancia.

4. Las restricciones, presiones y amenazas forman parte del ejercicio periodístico cotidiano, pero ello no justifica ningún tipo de recurso prepotente ni ilegítimo para obtener información. El periodista debe evitar ejercer cualquier tipo de acoso.

5. El buen gusto es un valor periodístico, por lo que la curiosidad escatológica, la estridencia innecesaria y la morbosidad son actitudes a evitar.

II - Métodos

6. El buen uso del idioma español es una rigurosa obligación del periodista. El léxico debe ser rico y cultivado tanto como respetuoso de la diversidad hablada por la sociedad en la que el periodista ejerce su profesión.

7. Los métodos para obtener información merecen ser conocidos por el público.

8. En casos de necesidad, cuando no exista otra forma de obtener una información, el periodista puede acordar con la fuente que no será identificada, es decir, que su testimonio estará bajo un convenio de “off the record”. Las condiciones del diálogo establecidas al comienzo de la conversación serán estrictamente respetadas por el periodista, sin que la catadura moral del entrevistado justifique el incumplimiento de lo pactado. En el caso de que se conviniera con la fuente, el concepto del “off the record” debe ser tomado en la forma más extensiva, que impide no sólo identificar al informantesino también publicar el contenido de la información suministrada.

9. Ninguna nota requiere el permiso de una fuente antes de ser publicada, como así tampoco el texto de las entrevistas necesita ser revisado por el entrevistado.

10. Los periodistas no aplican métodos propios de los servicios de inteligencia para obtener información. El uso de procedimientos no convencionales para lograr datos u obtener testimonios puede ser considerado sólocuando se viera involucrado un bien o valor público. Nunca debe afectarse con ese fin la intimidad de las personas.

11. Corresponde que el periodista se identifique como tal.

12. Las citas deben respetar fielmente lo que las fuentes dicen, tanto en su contenido como en su espíritu, sin supresiones distorsivas. Cuando se trate de fuentes no entrenadas, se evitará potenciar una dificultad de expresión o una mala sintaxis.

13. Las fotografías y tomas de video deben ser exactas y fieles a la realidad que intentan reflejar. Eso excluye las escenas montadas con propósitos de manipulación. Cuando se realice un montaje, debe ser claramente explicitado que se trata de una recreación.

14. La información debe ser claramente distinguida de la opinión.

15. Copiar fragmentos de trabajos existentes sin mencionarlos con carácter de citas constituye plagio y es una falta grave.

16. No indicar que un suceso noticioso fue descubierto por otro periodista e informar el hecho como si fuera un hallazgo propio es una explotación deshonesta del trabajo ajeno y constituye, por lo tanto, una forma de plagio.

17. Ninguna noticia justifica poner en riesgo una vida. En las coberturas periodísticas de tomas de rehenes, el periodista no obstaculizará la tarea policial y judicial, y dejará que exclusivamente los funcionarios públicos se ocupen de resolver la situación.

III - El periodista como individuo

18. Es incompatible con la profesión periodística la difusión de mensajes publicitarios explícitos o implícitos.

19. La información noticiosa y la publicidad deben ser claramente diferenciadas. La publicidad informativa, a veces denominada “publinota”, contraviene el principio fundamental e indispensable de caracterización, por lo que debe ser identificada como tal.

20. Los periodistas no deben participar de la negociación o tramitación de pautas publicitarias, tarea que está a cargo de áreas comerciales. En el caso de ser propietarios de publicaciones o espacios de radio y televisión que reciben publicidad, los periodistas deben derivar la contratación de anuncios a lasáreas específicas.

21. Los periodistas jamás deben prestarse a realizar operaciones de prensa ni a difundir información tendenciosa. Si una información de interés público proviniera de una operación de prensa, corresponde aclarar suorigen.

22. Ningún periodista debe aceptar pagos, retribuciones, dádivas ni privilegios de ningún tipo que pudieran pretender, de manera explícita o no, incidir sobre un manejo informativo particular. Los sobornos y las prácticas extorsivas son una falta grave.

23. Los periodistas no deben pagar por información.

24. La búsqueda de la excelencia es una constante en la vida del periodista y eso incluye su capacitación permanente y la mejora de sus prácticas.

25. El periodista sirve al interés público, nunca a objetivos sectoriales ni personales, y se debe considerar a la información como un bien social. El ejercicio de la profesión de un servidor público no habilita la obtención de beneficios personales. Ello no contradice el hecho de que, como trabajador, el periodista tiene derecho a una compensación equivalente a su utilidad a la sociedad, que le permita ejercer su profesión en las mejores condiciones.

26. En virtud de su compromiso con el interés público, el periodista debe evitar una vida condicionada por los lujos y aislada de las preocupaciones sociales.

27. Deben rechazarse los regalos y atenciones que pudieran ofrecerse como resultado de su trabajo o sus conexiones profesionales. Corresponde devolver al remitente los regalos con una explicación sobre los principios de ética periodística que impiden aceptar cualquier tipo de retribución de terceros. Podrían exceptuarse de esta regla los obsequios de cortesía, siempre que su valor no exceda los 30 dólares estadounidenses.

28. Es recomendable que los periodistas sólo acepten viajes si son pagados por los medios en los que trabajan. En caso de acceder a una invitación paga, esta situación debe ser indefectiblemente explicitada en la cobertura para que el lector, oyente o televidente, pueda evaluar la imparcialidad del trabajo del periodista. Los viajes que fueran meramente de placer o recreación no deben ser aceptados.

29. Es incompatible con la profesión del periodista cualquier tipo de actividad que afecte su independencia y el derecho del público a ser informado con honestidad.

30. Ningún periodista puede ser obligado a firmar un trabajo profesional que contradiga sus valores y creencias. De la misma manera, los periodistas no pueden aducir que fueron obligados a violar normas éticas.

31. El periodista debe rectificar la información difundida, en el caso de que así correspondiera.

IV - Respeto por la ciudadanía

32. El periodista debe respetar la privacidad de las personas. Sólo cuando se viera afectado un bien o valor público por un aspecto relacionado con la intimidad de una persona, puede prevalecer el derecho a la información de los ciudadanos por sobre la privacidad de un particular.

33. El periodista sólo podría mencionar cuestiones de religión, etnia, nacionalidad, orientación sexual, discapacidades físicas o psíquicas, etc., si ello fuera indispensable para comprender la información y dicha referencia no resultara ofensiva ni discriminatoria

34. Deben evitarse las generalizaciones que dañen a grupos minoritarios, las demarcaciones sexistas, las observaciones provocativas y los prejuicios de cualquier tipo.

35. En toda información debe respetarse el principio constitucional de inocencia de cualquier persona mientras una culpabilidad no hubiera sido probada judicialmente. Los pronunciamientos de las fuentes policiales no son suficientes para determinar culpas ni siquiera cuando tienen la forma de comunicados oficiales.

36. Siempre se debe buscar que la persona acusada de participar de un delito dé su visión de los hechos en la información.

37. En el caso de que víctimas de tragedias o incidentes, o sus familiares y allegados, prefirieran no exponerse a la prensa, debe respetarse su posición y evitar difundir imágenes o sonido del momento en el que rehúsan la requisitoria periodística.

38. No deben publicarse los nombres de víctimas de delitos sexuales, a menos que se cuente con su consentimiento explícito.

39. En ningún caso deben consignarse los nombres e imágenes de niños o adolescentes involucrados en actos criminales, ni siquiera por su nombre de pila, alias o apodo.

40. Debe evitarse la publicación de suicidios, a menos que se trate de casos de ostensible valor informativo.

V - Aplicación del Código

41. Este código considera las mejores prácticas profesionales y es de cumplimiento estricto para las personas integrantes de FOPEA, que están obligadas a respetarlo y hacerlo respetar.

42. La adhesión a estos principios y su cumplimiento es un requisito para formar parte del foro. Su incumplimiento es motivo suficiente para dejar de pertenecer a FOPEA.

La ética, cada vez más ausente de la TV argentina


Por Eduardo Kragelund

La televisión argentina nunca se caracterizó por ser un ejemplo de ética periodística.
En algunos casos ―demasiados, por desgracia¬― es como pedir peras al olmo. A diario aparecen en la pantalla chica "periodistas" que no son, en realidad, periodistas. Se trata de locutores travestidos en reporteros que se dedican a leer lo que otros les escriben o se largan a editorializar ―lo que es más grave, aún― apelando a un sentido común que arrasa con los fundamentos del periodismo. Para estos supuestos periodistas no existen normas éticas ni principios periodísticos, como contar con fuentes seguras y confiables para dar una información o el compromiso de respetar a estas fuentes aunque eso pueda costar la pérdida de una primicia.
En otros casos son realmente periodistas, pero por algún motivo (dinero y divismo, casi siempre) dejaron de serlo. También los vemos a diario en la tele. Posan de independientes y objetivos, incluso algunos se las dan de rebeldes o irreverentes. Pero es sólo parte del circo para “vender” mejor. Algunos de estos ex periodistas usan su rating para extorsionar a las fuentes. En otras palabras, cobran por dar o no dar una información. Otros, en cambio, no se venden a cualquier postor: sólo trabajan para algún funcionario o defienden los intereses de un grupo.
Sea como sea, entre los “formadores de opinión”, como les gusta llamarse, hay pocos en los que se puede confiar. Desafortunadamente, este problema no es exclusivo de la televisión. Pero lo que acaba de suceder con una cámara oculta del Canal 13, narrado en un comunicado de repudio del Foro de Periodismo Argentino (Fopea) que reproduzco a continuación, es sólo una prueba más de las incontables faltas de ética a las que ya nos tiene acostumbrados la televisión argentina.
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Fopea repudia cámara oculta en un programa de TV

El Foro de Periodismo Argentino (Fopea) hace público su repudio a la utilización de una cámara oculta en el programa televisivo 70.20.10, que se emitió por Canal 13 de Buenos Aires el sábado 11 de julio. El citado procedimiento periodístico fue usado para grabar el testimonio de una mujer de 77 años que, por motivos personales, se encuentra en situación de prostitución, y que habría sido engañada por un equipo del programa días antes de la emisión, a pesar de que explícitamente había pedido que no se registre ni su imagen ni su voz.

12 de agosto de 2009
La mujer relató lo sucedido a gente que la está asistiendo legalmente. Dijo que hasta le “mostraron” que la cámara estaba apagada, lo que terminó siendo falso, tal como quedó demostrado luego en el programa que salió al aire.

Transcurridos los días, la vida de la víctima, de por sí complicada, encontró múltiples y graves inconvenientes originados en la difusión de su testimonio por un canal abierto de televisión en horario central, y que además luego fue repetido en otros programas. Actualmente la mujer se encuentra internada, con graves problemas de salud.

Fopea ha tenido históricamente una mirada crítica hacia la utilización abusiva de cámaras ocultas, y en 2006 plasmó una postura al respecto en su Código de Ética. Sólo en casos excepcionales, y si no hubiera otra opción, quienes integramos el Foro creemos que el registro subrepticio de un testimonio puede ser útil para dar cuenta de una información de interés público, siempre y cuando no se vulneren derechos personales y no se ponga en riesgo la salud, el trabajo o la vida de una fuente. Este extremo, queda claro, se ubica en las antípodas de lo ocurrido en el programa en cuestión.

Fopea entiende que la entrevista a la mujer afectada vulnera, como mínimo, tres preceptos básicos del periodismo, que están plasmados en los siguientes artículos del Código de Ética:

10. Los periodistas no aplican métodos propios de los servicios de inteligencia para obtener información. El uso de procedimientos no convencionales para lograr datos u obtener testimonios puede ser considerado sólo cuando se viera involucrado un bien o valor público. Nunca debe afectarse con ese fin la intimidad de las personas.

32. El periodista debe respetar la privacidad de las personas. Sólo cuando se viera afectado un bien o valor público por un aspecto relacionado con la intimidad de una persona puede prevalecer el derecho a la información de los ciudadanos por sobre la privacidad de un particular.

37. En el caso de que víctimas de tragedias o incidentes, o sus familiares y allegados, prefirieran no exponerse a la prensa, debe respetarse su posición y evitar difundir imágenes o sonido del momento en el que rehúsan la requisitoria periodística.

Ante el llamado de Fopea, desde la producción del programa 70.20.10 prefirieron no hacer ningún comentario al respecto.

Resulta evidente que, teniendo en cuenta la vulnerabilidad en la que se encontraba la víctima, la cámara oculta del programa 70.20.10 arrasó con el derecho a la intimidad de la persona que apareció en el informe citado. El Código de Ética de Fopea, como muchos otros en el mundo, promueve el “tratamiento honesto de la información”, y en este caso ni siquiera se tuvo en cuenta que la víctima, de avanzada edad, podría ver afectada su salud al hacerse público un testimonio que ella intentó mantener en reserva en todo momento.

miércoles, 12 de agosto de 2009

The Daily Telegraph, un modelo para el siglo XXI

"El diario de calidad más vendido de las Islas Británicas es ahora también el más leído en Internet. El Telegraph, tradicional representante de la prensa conservadora del Reino Unido, cambió de propiedad en 2004, pasando a manos de los hermanos Barclay. Este fue el primer paso de un continuo goteo de cambios que ha desembocado en un modo de trabajar y en una redacción que muchos consideran un modelo para el siglo XXI".

Así comienza el capítulo dedicado a The Daily Telegraph en el libro Periodismo integrado: convergencia y reorganizción de redacciones, escrito por el profesor de periodismo de la Universidad de Navarra Ramón Salaverría y el periodista Samuel Negredo. Se trata de uno de los ocho modelos que se describen en el libro, junto con los del Tampa News Center, Schibsted, Grupo Estado de S. Paulo, The New York Times, Guardian Media Group,Clarín y Financial Times. En cada caso, los autores analizan el qué, el cómo y el para qué de la convergencia en los medios y proponen criterios y procedimientos para reorganizar las empresas periodísticas, con el fin de convertirlas en organizaciones informativas del siglo XXI.

A continuación, el capítulo completo referido a The Daily Telegraph.


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The Daily Telegraph
El modelo de referencia


El diario de calidad más vendido de las Islas Británicas es ahora también el más leído en Internet. El Telegraph, tradicional representante de la prensa conservadora del Reino Unido, cambió de propiedad en 2004, pasando a manos de los hermanos Barclay.
Este fue el primer paso de un continuo goteo de cambios que ha desembocado en un modo de trabajar y en una redacción que muchos consideran un modelo para el siglo XXI.
En octubre de 2006, la empresa se trasladó desde el rascacielos más alto de Canary Wharf a la oficina diáfana más grande del centro de Londres y cambió su nombre a Telegraph Media Group.
Este diario conservador entró muy pronto en la breve historia del ciberperiodismo, al lanzar la primera web de un periódico nacional británico en 1994. Sin embargo, The Guardian tomó pronto la delantera. Un equipo de directivos visitó redacciones en Estados Unidos, América Latina, Japón y Europa con el objetivo de definir el futuro.
El Telegraph afrontaba una serie de desafíos: mantener o incrementar la calidad del periódico al mismo tiempo que cambiaba la mentalidad de la redacción, valorar la oportunidad editorial y comercial que presentaba Internet, extender las buenas prácticas y acabar con las malas, al mismo tiempo que se afrontaba el desafío de la enorme competencia en la Web.
En octubre de 2006, cuando los nuevos dueños habían tomado el control, el Telegraph designó al director más joven de su historia, Will Lewis, nacido en 1969 y convencido de que, en el futuro, los lectores no se conformarán solo con leer un texto o ver un vídeo, sino que exigirán información en todos los soportes. Abanderado de una nueva actitud, Lewis argumentaba en una entrevista con The Independent pocas semanas después de asumir su cargo que las empresas periodísticas deben abandonar la noción “arrogante” de que las noticias salen por la mañana: “Si tienes 25 años y no quieres comprar el Telegraph mañana, vale, porque ahora te podemos ofrecer nuestro sitio web. Si no quieres entrar en la página, vale, porque tenemos un servicio de e-mail con el que podemos llegar hasta ti. Si simplemente quieres mirar, vale, tenemos un servicio de vídeo. Sonará trillado, pero es nuestro mantra. Le damos a la gente lo que quiere, cuando lo quiere y en la forma que quiere”.
Lewis baja el producto impreso del pedestal; si hay que dar una exclusiva en Internet, se da: “El campo de batalla es dar la noticia en cualquier medio que tengas. Ser dinámico es la única forma de hacerlo”.
Otra de las piezas clave ha sido Chris Lloyd, subdirector general de Telegraph Media Group, que cree en el poder multiplicador de la convergencia para las marcas periodísticas establecidas y opina que las cabeceras con historia se asocian a contenido fiable y de calidad, y eso repercute positivamente en su éxito en la red. Además, refuerza la idea de la convergencia como proceso al asegurar, con la factoría multimedia ya en marcha y liderando el mercado: “Estamos lejos de pensar que todo está hecho. Tenemos en mente un programa continuo de cambio. No todo es perfecto; queremos mejorar la experiencia de usuario una y otra vez”.
Dietmar Schantin, de Newsplex, asegura que el modelo de integración redaccional del Telegraph, que estuvo supervisado por IFRA, no es universal, sino una fórmula concreta que debe adaptarse a cada redacción.

Un espacio innovador para una nueva forma de trabajar
La nueva redacción del Telegraph se ha convertido en un referente para las empresas periodísticas que se disponen a afrontar un proceso de integración redaccional. Ha llamado la atención tanto por sus dimensiones como por su espacio abierto y su organización en forma de estrella, que se ha convertido en símbolo del cambio en el proceso de producción informativa.
La elección de la nueva estructura no se dejó al azar: la sección de Economía experimentó varias formas de organizar el espacio físico con el objetivo de mejorar la comunicación entre los periodistas. Al final, se optó por una estructura que se ha denominado en inglés como “hub and spokes” (“núcleo y radios”).
Cada sección ocupa un radio y trabaja indistintamente para la edición impresa y la página web. Los jefes coordinan la actividad informativa desde el núcleo central. Damian Reece, jefe de la sección de Mercados del Telegraph, valoraba en una entrevista la importancia de poner a los jefes en el centro del espacio de trabajo: “Una redacción así solo funciona si hay un centro de gravedad”.
Fuera ya de la “estrella” central, en las esquinas y los extremos de la redacción se sitúan los equipos encargados de suplementos, revistas y otros contenidos menos ligados a la actualidad inmediata, así como los pequeños estudios de producción de audio y vídeo. También hay una sala de investigación para que los periodistas puedan trabajar solos y una sala de lectura para alejarse del ruido propio de la redacción. En el piso superior se localizan las oficinas comerciales y corporativas.
La convergencia ha agilizado la coordinación en el nivel directivo, pero hay otros detalles que ayudan a los periodistas en su trabajo diario. Tras una visita, la WAN destacó en su blog la compra de dos pantallas de ordenador por empleado, que facilita la producción de vídeo, el diseño, e incluso el seguimiento de noticias por Internet.
Otra novedad es el video wall, proyectado en una pared visible desde toda la redacción, que recuerda a los redactores que no se mueven solo en un entorno de papel: ven la portada siempre actualizada de su propio diario digital, las noticias de última hora según van entrando, el listado de historias más leídas, y varias pantallas con la señal de los canales de información continua, la nueva ventana al mundo. Un buen número de relojes muestra la hora en distintas ciudades del planeta, reforzando la nueva vocación global de la compañía.

De una experiencia piloto a la integración total
Los periodistas de la sección de Economía y Negocios fueron los primeros en trabajar conjuntamente para The Daily Telegraph, The Sunday Telegraph y el sitio web a lo largo de la semana. El puesto de editor de mercados del sitio web se creó a principios de 2006 para supervisar la cobertura económica tanto en la plataforma web como en la franja matinal de la edición impresa, según detalló The Guardian. Por tanto, el nuevo jefe entraba a trabajar a las 7 de la mañana, cuando las empresas realizan sus anuncios a la Bolsa. También se encargaba de participar en la reunión matinal de redacción.
En noviembre de 2007, un nuevo paso: el jefe de Economía asumió el control de la sección en las dos cabeceras y la web, mientras que el jefe de Mercados de la edición digital vio su puesto transformado en multiplataforma.
La consolidación de este modelo de trabajo coincidió con un número significativo de bajas. En pleno verano de 2008, según contó The Guardian, hasta cuatro periodistas especializados dimitieron de sus trabajos en la nueva sección integrada. Otros seis periodistas económicos habían dejado el periódico voluntariamente desde que comenzó la fusión. La noticia apuntaba a la mayor exigencia de la nueva situación laboral como uno de los motivos de las bajas voluntarias.
El Telegraph, sin embargo, esgrimía razones personales y profesionales distintas.
La noticia de que Telegraph Media Group fusionaba finalmente las redacciones de The Daily Telegraph y The Sunday Telegraph, con los redactores del papel escribiendo también para la web, se confirmó a principios de junio de 2008. Para entonces, la integración ya había alcanzado plenamente a las secciones de Economía, Deportes, Internacional, Ciencia y Opinión, mientras que había desaparecido la antigua área de relación con los lectores. Sin embargo, la dirección del grupo se esforzó continuamente por aclarar que cada cabecera mantendría su propia identidad.
Al mismo tiempo, se introducía el nuevo sistema de producción de Escenic, que permite la edición simultánea de piezas para la edición impresa y la página web.
No todo ha cambiado en el Telegraph, porque las cabeceras impresas siguen manteniendo algunas exclusivas y contenidos propios, pero la redacción cada vez está más enfocada a construir las noticias en la web, en abierto, a lo largo del día. El proceso de elaboración comienza en Internet, en una pieza corta y rápida que se actualiza según sea necesario.
Después, se valora la posibilidad de acompañarla con un audio o vídeo. Posteriormente, con los datos adicionales y las reacciones que haya recabado, redacta un texto más analítico y de contexto para el papel.
Según detallaban desde el diario a The Editors Weblog de la WAN, hay distintos momentos clave a lo largo del día: los picos de audiencia se registran entre las 8 y las 10 de la mañana, y posteriormente entre las 12 del mediodía y las 2 de la tarde, así como a la hora de salida de las oficinas. Se plantean distintos productos según la franja horaria, con más énfasis en la información dura y útil a primera hora, y algunos contenidos de entretenimiento según avanza el día.

Tensiones entre el personal y baile de sillas
La integración redaccional no se ha saldado sin víctimas en el grupo Telegraph. La colisión de intereses entre distintos cargos y la necesidad de que todos los trabajadores compartan la nueva cultura y se adapten a trabajar al nuevo ritmo provocó salidas voluntarias de la empresa y la sustitución de algunos puestos por otros.
Uno de los casos más sonados fue el de la directora de The Sunday Telegraph, Patience Wheatcroft, que dimitió en septiembre de 2007 tras llevar un año y medio en el puesto, argumentando “diferencias estratégicas” en el proceso de convergencia, aparentemente debido a la presión que sufría para integrar su cabecera con los otros dos soportes, The Daily Telegraph y la web. Una fuente no identificada por The Guardian aseguró que el verdadero problema era su fracaso a la hora de adoptar Internet como plataforma.
Su salida supuso que el director de The Daily Telegraph, Will Lewis, se convirtiera en director general de ambas cabeceras, aunque Telegraph Media Group se esforzaba por negar cualquier plan para integrar las ediciones impresas de The Daily Telegraph y The Sunday Telegraph, la célebre “seven-day operation” que muchas parejas de diario y dominical se plantean en todo el mundo: “Ambas cabeceras tienen una completa independencia editorial, e identidades bastante separadas, y así las seguirán teniendo”, dijo a The Guardian un portavoz del grupo.
En julio de 2008, el grupo Telegraph prescindió de algunos trabajadores y muchos colaboradores freelance y los sustituyó por 40 nuevos puestos en plantilla, tanto a jornada completa como a media jornada. Este cambio formaba parte de una reorganización en la que la quincena laboral pasaba de 9 a 10 días de trabajo. Por tanto, algunos empleados trabajarían más fines de semana. La dirección declaró que no había ningún recorte, sino que el hecho de situar la web como prioridad dentro del proceso de integración hizo necesaria la redistribución de un presupuesto que,
en cualquier caso, era mayor que nunca.

Nuevos puestos y nuevos perfiles
Cuando una compañía periodística se centra en Internet, también cambian los caladeros en los que sale en busca de nuevos fichajes.
En 2007, el grupo Telegraph incorporó como directora de medios digitales a Alison Reay, que había sido directora comercial de Yahoo en el Reino Unido. Además, Mike Moore, un ejecutivo de amplia trayectoria en la división europea de America Online (AOL), como responsable de marketing y estrategia.
La prensa bullía en la temporada 2007-08 con cambios en casi todos los puestos intermedios y puestos especializados de la redacción; no solo se produjeron movimientos internos, sino también despidos y fichajes.
Marcus Warren se hizo cargo en junio de 2007 de la dirección de telegraph.co.uk. Con ocho meses de experiencia como subdirector de la web tras haber saltado desde la sección de Internacional, era un “hombre de la casa”. Sin embargo, en marzo de ese mismo año, se había contratado al anterior director general de Bloomberg, Edward Roussel, como nuevo director de operaciones digitales del grupo. Adrian Michaels, antiguo corresponsal en Milán del Financial Times, se convirtió en el primer director de operaciones exteriores de Telegraph Media, para gestionar su producción informativa en todos los soportes.
Uno de los nuevos puestos multiplataforma que se crearon fue el de jefe de Opinión y Comunidad, en abril de 2008, encargado de supervisar una variopinta gama de espacios, desde las “páginas nobles” de Opinión en el periódico impreso hasta novísimas secciones de participación en la web, tales como el servicio de personalización “My Telegraph” o el área de debate “Your View”.

Hacer buen vídeo… y rentabilizarlo
Uno de los frutos más vistosos de la moderna redacción es Telegraph TV, un completo producto audiovisual que, más que vídeo de periódico, se ha convertido en poco tiempo en un verdadero canal de televisión bajo demanda con aspiraciones de traspasar las fronteras de Internet. Edward Roussel contaba a The Independent que la empresa tiene la intención de sindicar su contenido en otros lugares, como gimnasios, aerolíneas o centros comerciales.
Como sucede con cualquier otro contenido editorial, las decisiones sobre vídeo se toman en las reuniones del periódico y se ajustan a lo largo del día. Una de las principales innovaciones es News Now, lanzado en septiembre de 2007. Se trata de un boletín informativo a la carta que refleja la agenda informativa del Telegraph, pese a estar producido por la compañía independiente ITN, que es la encargada de producir los informativos de las cadenas privadas ITV y Channel 4.
De hecho, es habitual que en las piezas de News Now un miembro del staff directivo ofrezca un comentario a cámara sobre la noticia del día; se hace una corte rápido en una sala de edición dentro del periódico y se envía a ITN, donde se incluye el análisis o la opinión en el vídeo informativo que, en menos de una hora, ya está en la página web.
El boletín News Now se actualiza entre 7 de la mañana y 7 de la tarde; un verdadero esfuerzo por ofrecer un producto de calidad. Téngase en cuenta que la propia CNN, el verdadero gigante informativo audiovisual en Internet, también centra la producción propia de vídeo online en una franja de unas doce horas al día.
Sin embargo, no todo es actualidad inmediata. Entre las principales apuestas de programación, hay varios espacios semanales, que cubren nichos específicos que no encuentran acomodo en la tv convencional.
El grupo Telegraph no pierde de vista los contenidos audiovisuales como negocio. Por ello y a pesar de la fuerte apuesta de los diarios de la competencia en este terreno, no dudó en suprimir su servicio de podcast, que no contaba con audiencia suficiente para justificar el gasto. A diferencia del vídeo, que se ve directamente en el ordenador, la experiencia de consumo de los podcasts —descargar al ordenador, sincronizar con el dispositivo y escuchar— es todavía engorrosa.

Llegar al usuario, dondequiera que esté
En una presentación titulada “Llegar y conectar con nuevas audiencias”, el subdirector general del grupo Telegraph y encargado del proyecto de convergencia, Chris Lloyd, se refería al cambio cultural que ha supuesto pasar de centrarse en lo impreso a centrarse en la audiencia, sin importar el soporte. El objetivo, como aseguraba el director del diario, es proveer contenido a la audiencia cuando lo quieran, donde lo quieran y en el formato que prefieran, pero manteniendo la calidad y la inteligencia.
Para ello, hay que comunicar a los lectores lo que el medio puede ofrecerles. Como ejemplo, Lloyd mostraba en su presentación dos portadas de The Daily Telegraph. En la correspondiente a junio de 2006 había una única referencia a la web, una dirección genérica situada bajo el balcón promocional.
Un año después, ese mismo balcón estaba protagonizado por las nuevas posibilidades de personalización de la página web y los contenidos de viajes del sitio, mientras que las tres principales historias de portada también contenían llamadas a telegraph.co.uk.
Además de preocuparse por su presencia en buscadores y sitios web de promoción social, otra de las ideas apuntadas por Lloyd en relación con el contenido apunta a hacerlo accesible de forma rápida y cómoda, con nuevos canales como Telegraph TV, versiones para dispositivos móviles o widgets —aplicaciones que se pueden incrustar en otras páginas web o en el escritorio—. Otra estrategia es crear comunidad con los lectores, tanto dentro —My Telegraph— como fuera del sitio web —por ejemplo, en redes como Facebook—.
Según los datos auditados por ABC, esta estrategia dinámica permitía al sitio web del grupo Telegraph alcanzar en el verano de 2008 un incremento anual del 71% en la audiencia mensual nacional (hasta los 6,3 millones) y un incremento anual del 126% en la audiencia global, hasta 22,1 millones.
En resumen, la estrategia de marketing del grupo Telegraph consiste en apostar por el cambio cultural y tomar las riendas de todas las áreas del negocio, facilitar el acceso al contenido y promocionarlo, utilizar nuevos canales de distribución, probar cosas nuevas y no tener miedo de los errores. Los resultados están a la vista.

Formación y comunicación
Chris Lloyd habla de la apuesta por un cambio cultural masivo; The Daily Telegraph trató de educar o entrenar a los periodistas para que tuvieran las competencias, las capacidades y el entusiasmo necesarios para entender el periodismo en Internet en general y en el sitio web del grupo en particular. Además, los cursos sirvieron para presentar a algunos de estos periodistas la idea del audio y el vídeo.
El responsable del proceso de convergencia explicaba los retos a los que se enfrentó The Daily Telegraph en una entrevista con el profesor Alfred Hermida (reportr.net), en abril de 2008. El cambio de sede perseguía los objetivos de fomentar un cambio estructural signficativo y mejorar la comunicación entre los periodistas, para extender el entusiasmo y lograr que confiaran en el proyecto: “La mejor forma de animar a la gente que tiene miedo es ofrecerles toda la formación que necesiten”.
“El cambio es un problema cuando la gente lo desconoce o cuando no se lo han explicado bien. Pero nosotros hemos invertido una cantidad enorme de tiempo en explicar por qué había una necesidad de cambiar, compartiendo la visión de la empresa y ofreciendo a los empleados la oportunidad de plantear sus dudas. Al final, así es como está funcionando el sector, hemos sido honestos sobre nuestros objetivos y vamos a mantenernos fieles a los planes”, afirmaba Lloyd a Hermida. “El objetivo de la formación era corregir el problema de que a la gente no le gustan los cambios. Hay un montón de personas inteligentes que pueden hacer mucho más de lo que creen”.
En un foro académico en Texas, Lloyd explicó que los cursos de cinco días se llevaron a cabo a lo largo de diecisiete semanas. Grupos de unos doce periodistas se tomaron un respiro de su trabajo habitual para aprender la teoría y la práctica de los nuevos medios. Se trataba, fundamentalmente, de simular un trabajo multiplataforma diario y probar nuevas formas de organización. Así, durante los tres meses se pudieron descubrir las lagunas del nuevo proceso: “No había un programa detallado de lo que estábamos haciendo, y animamos a los periodistas a exteriorizar lo que creían que no estaba funcionando”.
El vídeo fue especialmente popular entre los periodistas, que podían elegir su plan de formación, porque no estaban obligados a adquirir ninguna destreza en concreto. La última jornada se destinaba a prácticas, en las que se producían al mismo tiempo varias páginas del periódico, audio, vídeo, y otros contenidos para la web. Después, se valoraban las decisiones y los problemas, con mucha implicación por parte del director, Will Lewis.
Pocos meses después de ponerse en marcha, el modelo de integración del grupo Telegraph ya servía como modelo al otro lado del Atlántico. IFRA Newsplex organizó en 2007 un curso para directores en Estados Unidos, centrado en el cambio cultural en la redacción: cómo conseguir la aceptación de los redactores, métodos y técnicas de implementación, comunicación y gestión del cambio; procesos de trabajo y nuevos puestos organizativos en el staff.

Las claves
1 Una redacción que facilita el intercambio

Más allá de consideraciones estéticas, la estructura radial favorece la comunicación y elimina los silos. El núcleo directivo central se articula como unidad de respuesta permanente ante las demandas informativas del momento. Además de reorganizar los elementos ya existentes, las redacciones necesitan nuevos espacios de grabación y edición audiovisual. Y aunque el lugar del periodista siga estando en la calle, la multiplicación de pantallas abre la redacción al mundo.

2 Los nuevos jefes
Cuando se habla del perfil del nuevo periodista para una redacción integrada, se habla mucho de la infantería y muy poco de los capitanes. Quizá la persona más adecuada para dirigir la integración y el escenario posterior no sea quien hasta ahora ostentaba la responsabilidad ejecutiva sobre uno de los medios. Quizá no se encuentre dentro de la empresa. Quizá, incluso, no haya desarrollado toda su carrera profesional en el soporte impreso. The Telegraph designó al director más joven de su historia para comandar el proceso de convergencia, y fichó cargos procedentes de empresas de Internet.

3 Toma el dinero y corre
Se está convirtiendo en una máxima en las redacciones que quieren integrarse y no saben cómo: los experimentos, más que con gaseosa, se hacen con la sección de Finanzas.
La elección no es casual: las noticias de este campo nacen muy temprano, son generalmente breves y se quedan viejas al instante; su lugar natural parece la red. No en vano se considera que muchas actualizaciones pierden su valor a los 15 minutos, que es la demora que separa a los servicios de información financiera premium de los gratuitos.
Pero hay algo más. Incluso el análisis, esa porción de periodismo que parecía reservada al papel, pierde gran parte de su interés si se lee al día siguiente. La necesidad existía, y los medios más avispados ya la están cubriendo. Columnas web, consultorios, blogs, vídeos… usted le pone el nombre a los formatos de análisis más pegados a la actualidad del día, y que se deben ofrecer… en el día.

4 Adiós, arrogancia
La declaración de principios del director, Will Lewis, destaca por varias asunciones que lo desligan del nutrido grupo de “hombres del papel” que considera a Internet un medio subordinado. A saber: el periódico no es imprescindible para estar bien informado, el periódico debe abandonar la noción de que las noticias son esas cosas que la gente lee impresas por la mañana, y una exclusiva es una exclusiva aunque se esté publicando en la página web. Un director escéptico sobre el valor y el potencial de Internet se convierte en dinamita contra un proceso real de convergencia.

5 La respuesta está en la pizarra
¿Necesidad de experiencias piloto?
Formación.
¿Renovación tecnológica?
Formación.
¿Necesidad de quitar el miedo a los trabajadores?
Formación.
¿Necesidad de determinar qué miembros de la redacción se implican más con el cambio? Formación.
Frente a muchos de los temores que surgen antes de emprender el proceso de convergencia, la formación casi siempre es la respuesta.

martes, 11 de agosto de 2009

El papel del corresponsal de guerra


Por Jonathan Steele *

Uno de los resultados del aumento del poder de la televisión en el mundo moderno es el constante acceso que tenemos a la guerra. La guerra está en todos los salones. Apenas hay un boletín informativo que no contenga una noticia de guerra en algún lugar del mundo. Vemos armas, disparos, víctimas, refugiados, pero, como ocurre frecuentemente con lo que la televisión nos muestra, sólo se trata de un componente más de la realidad. Durante mi carrera en The Guardian, he trabajado en la cobertura de noticias de diferentes guerras. A menudo he tenido oportunidad de trabajar con reporteros de televisión, normalmente contando con que tenía que compartir sus coches blindados o, en caso de emergencia, pedirles sus teléfonos satélite. Como compañeros de trabajo, han estado dispuestos a colaborar y son gente interesante. Sin embargo, en general, mi trabajo como corresponsal de prensa me ha llevado a conocer los acontecimientos de un modo bastante diferente respecto al de los reporteros de televisión, y a veces incluso de un modo opuesto al de éstos. La cámara no miente, pero distorsiona y simplifica. También omite. Por tanto, parte de mi charla será necesariamente una crítica a la televisión. Vamos a ello...
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Uno: la guerra mantiene una relación con la política.
El estratega alemán von Clausewitz fue el primero en decir que la guerra es la prolongación de la política por otros medios. Basándonos en esta idea, yo definiría el trabajo del corresponsal de guerra como la continuación de la información política en otro contexto.

No me disculpo por enfatizar la palabra "político/a", por atrevido que suene. En las pantallas de nuestros televisores vemos la guerra como dolor, tragedia, sufrimiento, como un drama humano, y por supuesto la guerra es todas esas cosas, pero también lo es un desastre natural como el Huracán Mitch, que causó la muerte de al menos 12.000 personas en América Central hace dos semanas, o la inundación que dejó a millones de personas sin hogar en Bangladesh, hace dos meses.

La guerra no es un desastre natural. Es una obra humana. Las guerras no ocurren porque sí. Se dan por causas políticas, y se llevan a cabo por objetivos políticos. Un corresponsal de guerra debe informar de la tragedia de la guerra, pero también tiene que explicar el por qué de la guerra. ¿Quién la empezó?, ¿por qué empezó?, ¿cuenta con apoyo popular? Si la paz se lograse, ¿hay bases reales para alcanzar un acuerdo político?

Todas estas preguntas pueden parecer muy obvias, pero si un corresponsal de guerra no está acostumbrado a confrontarse con ellas, corre fácilmente el riesgo de informar sobre la guerra como si ésta fuese una explosión irracional de locura. Incluso gente considerada "inteligente", con demasiada frecuencia cae en la trampa de ver la guerra como una especie de locura. Un número sorprendente de políticos europeos y estadounidenses parece olvidar que la guerra está unida a la política.

¿Con cuánta frecuencia oímos a los ministros de Occidente describir el conflicto de los Balcanes como el resultado de "viejos odios"? Otra cita favorita, repetida constantemente, es la que dice que llevan siglos matándose. Pues bien, la vida es mucho más complicada que todo eso, y un corresponsal tiene la obligación de recordarlo a la gente.


Dos: en la mayoría de las guerras no hay un frente
La imagen de la guerra convencional, en la que hay una clara primera línea de combate ocupada por hombres en trincheras, se debe en gran parte a la Primera Guerra Mundial. Las imágenes de las guerras actuales, en las que el cámara está lo mas cerca posible de los tanques o de las piezas de artillería mientras disparan, o en las que filman tropas en barricadas o en trincheras, tienden a reproducir este modelo. En realidad, la mayoría de las guerras de los últimos 30 ó 40 años no han tenido un frente claramente definido. La guerra es móvil y esporádica. Porciones de territorio son ocupadas por uno u otro bando, y la configuración de estos territorios cambia constantemente. En algunos casos, los territorios no están ocupados por ninguna de las dos partes, y la guerra se desplaza de un lado a otro. Recordad la famosa descripción de la guerra de Vietnam, donde los pueblos eran del Ejército de la República de Vietnam durante el día, y del Vietcong por la noche.


Tres: la mayoría de las guerras modernas llaman la atención por sus combates limitados
Gracias a la información televisiva, fácilmente se tiene la impresión de que en la guerra hay enfrentamientos constantes. Los directivos de los estudios de televisión quieren mostrar acción. Quieren imágenes de disparos, de tanques en movimiento, y rebeldes agazapados contra las paredes. A ser posible, quieren que haya fuego cruzado, pero en cualquier guerra de guerrillas la actividad militar es relativamente pequeña. Apenas hay combates, en el sentido de dos partes disparándose y una de ellas retrocediendo. Normalmente, las guerrillas montan emboscadas o atacan, de noche, una posición determinada, como una comisaría de policía, o un puesto militar, y luego desaparecen. Al día siguiente, las tropas del gobierno pueden no hacer nada, o bien barrer los pueblos sospechosos de dar cobijo a la guerrilla. O van por pueblos que quizás no hayan albergado a ninguna guerrilla, pero igualmente se vengan.

Permitidme ilustrar estos tres puntos, con una historia que viví en Kosovo este año.

A comienzos de junio, nuestras pantallas de televisión estaban llenas de imágenes de refugiados de Kosovo. Cientos de ellos se arrastraban para subir una montaña en el oeste de Kosovo y escapabar por la frontera hacia Albania. Mujeres embarazadas, personas mayores y montones de niños iban haciendo su difícil camino hacia la seguridad albanesa, donde docenas de cadenas de televisión los filmaban a su llegada. Los reporteros intentaban llegar a los pueblos del oeste de Kosovo, desde donde venían los refugiados, pero les era impedido por las barricadas de la policía serbia. Toda el área estaba cortada. Cuando casi una semana después los serbios comenzaron su ofensiva, ni un periodista consiguió entrar.

El área afectada estaba a unos diez kilómetros de la segunda ciudad más grande de Kosovo, la ciudad de Pec. Recordé que había una red ferroviaria desde Pristina a Pec, y descubrí que había un tren que circulaba dos veces al día. Así pues, al día siguiente de mi llegada a Kosovo procedente de Londres cogí un taxi a las seis de la mañana hacia la primera estación que estuviese en el recorrido de Pristina. Era consciente de que podría haber policía en la estación principal, que probablemente me identificaría como forastero y evitaría que entrase, por lo tanto tenía mas sentido llegar hasta la siguiente parada, en un pueblo pequeño. Estaba seguro, allí no había policía y podía entrar sin ninguna dificultad. Una vez en el tren no tuve problemas. Todos eran albaneses. Ellos rápidamente adivinaron que era periodista y simplemente me preguntaron: "¿Decan"?. Decan era el epicentro de la ofensiva serbia; supusieron, y estaban en ello en lo cierto, que allí era adónde estaba intentando ir.

Para ser breve: un joven que iba en el tren y que hablaba un inglés excelente se ofreció a guiarme parte del camino. Nos mezclamos entre la muchedumbre en la estación de Pec y nos dirigimos a una "casa segura" en la ciudad, donde grupos de voluntarios llevaban medicinas para los heridos del pueblo. Hicimos una parte del viaje en carro (tirado por caballos), y parte a pie, por caminos polvorientos y atravesando campos.

No quiero aburriros ahora con detalles, pero permitidme hacer un rápido resumen de lo que descubrí y como se relaciona esto con los tres primeros puntos de mi relato de hoy. Por supuesto, esta no es una historia que la televisión podría haber hecho tan fácilmente como un reportero de prensa. Probablemente, un equipo de televisión hubiera sido demasiado llamativo para no ser descubierto.

Mientras viajaba por los pueblos de alrededor de Decan descubrí que estaban llenos de refugiados. En el granero de una granja había 300 personas escondidas. Un pueblo con una población de 900 habitantes, ahora tenía 7000 bocas extra que alimentar. Era obvio que la versión según la cual la población albanesa del oeste de Kosovo estaba huyendo hacia Albania no era cierta. Por cada persona que se iba a Albania, otras tres o cuatro se quedaban en Kosovo, refugiándose en pueblos que todavía no habían sido destruidos. Al hablar con ellos pronto descubrí el por qué. Se negaban a que hubiese una "limpieza étnica", dijeron. No iban a permitir que los serbios les echaran.

Por tanto, si recordáis el punto uno, el que decía que la guerra es cosa de política, observaréis que es un punto importante. La historia no consiste solamente en el drama humano de refugiados que van de un lado para otro. La historia tiene que ver con un determinado esfuerzo político de una mayoría de gente para evitar la "limpieza étnica".

En algunos pueblos vi a campesinos cavando trincheras y construyendo rudimentarias barricadas al lado de los caminos. Debo haber visto al menos a cien hombres armados, en distintos lugares, en los dos días que pasé en aquella zona, y ni uno llevaba el uniforme de camuflaje con el que más tarde se asoció al Ejército de Liberación de Kosovo, el ELK. Sólo eran campesinos que habían cogido sus rifles de caza y en algunas ocasiones Kalashnikovs de debajo de la cama, para defender sus pueblos. Fue el primer indicio de que un levantamiento nacional contra los serbios había comenzado, y que el movimiento para la independencia estaba convirtiéndose en facción armada.

Mi viaje de dos días también arrojó importantes evidencias de los puntos dos y tres: que la guerra es móvil y esporádica, y que generalmente hay poco combate real. Al hablar con los refugiados que procedían de diferentes pueblos comenzó a aparecer un denominador común. Los testigos describían como los serbios atacaban a un pueblo con artillería y armas pesadas sin haberles hecho ninguna advertencia previa. Después de uno o dos días, cuando ya la gente había huido, iban al pueblo y lo saqueaban, llevándose muebles, alfombras, televisores, joyas. Después incendiaban las casas. No se luchaba. Se trataba de un ataque perpetrado por una de las partes, seguido por saqueos e incendios. Esto me lleva al punto cuatro.


Cuatro: la estrategia es normalmente invisible; las tácticas no lo son
No podíamos estar seguros de lo que el presidente Slobodan Milosevic planeaba con este tipo de ataques, saqueos e incendios. ¿Creía realmente que de esta manera podría echar a todos los albaneses de Kosovo? ¿Estaba intentando intimidarles con la esperanza de que abandonan sus aspiraciones de independencia? ¿Estaba planeando dividir Kosovo de la misma forma en que había hecho con Bosnia?

Nada de esto era obvio, ni había forma de averiguarlo a menos de tener excelentes fuentes en Belgrado. Pero sí estaba claro que las tácticas de Milosevic implicaban un excesivo uso de la fuerza y no tenían ninguna justificación militar. Verdaderamente rozaban con los crímenes de guerra, puesto que la destrucción sin sentido de casas de civiles como forma de castigo colectivo es un crimen de guerra.


Cinco: cuidado con las falsas equivalencias
Las luchas necesitan dos partes, y es fácil caer en la trampa de poner a ambas en un mismo nivel. En el caso de Kosovo, las dos partes eran el ELK y la policía serbia. Las autoridades serbias, por supuesto, trataron de exagerar el papel del ELK, aunque los serbios naturalmente afirmaban que tenían toda la legitimidad. Ningún gobierno puede permitir la presencia de terrorismo en su propio territorio. Los serbios insistían en afirmar que sus acciones en Kosovo tenían por fin simplemente la eliminación del terrorismo.

Para los periodistas, esto suponía un gran reto, como ocurre con cualquier guerra de guerrillas. ¿Son los rebeldes terroristas? ¿Cuentan con un amplio respaldo popular? Y, en relación con el cuarto punto, ¿cuáles son sus tácticas? En el caso del ELK, estaba claro que algunas de sus tácticas equivalían a terrorismo. A menudo secuestraban a ciudadanos serbios y, en algunos casos, les mataban. También era evidente que el ELK había perpetrado algunas acciones de limpieza étnica. Ciudadanos serbios contaron cómo fueron sacados de sus pueblos y atacados sin haber hecho nada para provocarlo.

Por otro lado, también estaba claro que la mayor parte de las actividades del ELK eran defensivas. Las fuerzas del ELK estaban formadas principalmente por albaneses locales que tomaban las armas para proteger a sus familias y sus casas. Puesto que los ataques serbios continuaron durante la primavera, un número cada vez mayor de jóvenes albaneses que habían estado trabajando en Suiza y Alemania comenzaron a volver a Kosovo para unirse a la lucha.

También se puso de manifiesto que el ELK tenía un gran apoyo en Pristina entre profesionales de clase media, quienes previamente habían apoyado las políticas de paz de Ibrahim Rogova, el líder del partido político más grande de Kosovo. Lo más fascinante era que no veían ninguna contradicción en ello. Se podía respetar a Rugova como líder titular de Kosovo, pero aún así creer que la lucha armada era la única forma de avanzar. En otras palabras, las masivas ofensivas serbias había convertido al ELK en un movimiento popular.


Seis: recordar las complicaciones/complejidades
Un corresponsal de guerra se enfrenta a dos grandes peligros. El primero es el cinismo. Cuando se ve la crueldad, la degeneración y la fuerte tendencia, presente en las partes del conflicto, a deshumanizar al enemigo, es muy fácil ser escéptico, como observador no implicado. Sin embargo, no hay nada peor para un periodista que el escepticismo. Empaña el sentido de la curiosidad, porque se piensa que todo se puede predecir. Mina la energía y hace perder el interés por intentar entender lo que está ocurriendo.

El segundo peligro es que uno empieza a posicionarse. Si se empieza a pensar que una de las partes son los buenos y que la otra son los malos, entonces, se pierde la agudeza que este trabajo requiere. No quiero decir que no se deba tener puntos de vista políticos propios, o que no se piense que los objetivos de una de las partes merecen más apoyo que los de la otra. Pero no se debe permitir que esto impregne tanto el trabajo de manera que ya no se informe debidamente de los errores y crímenes, simplemente porque uno ha decidido que está "de un lado". En otras palabras: no se debe tomar partido.

Recientemente ha habido en Inglaterra un debate acerca de la ética del periodismo, entre lo que se denomina periodismo imparcial y el periodismo de compromiso. ¿Deberían los periodistas permanecer distantes, o deberían tomar partido?. En mi opinión, este debate es muy artificial. Por supuesto que los periodistas tienen que mantenerse fríos, y ser tan precisos y objetivos como puedan. Pero eso no evita que se sepa la diferencia entre lo correcto y lo incorrecto, o entre la justicia y la injusticia, y tener un compromiso con los valores de la decencia y la justicia.

Pero la guerra es siempre compleja. Para ilustrar este punto, permitidme que os presente un ejemplo de una experiencia que tuve en el pueblo de Mlecane, en Kosovo central, una mañana de junio. Llegué sin avisar, acompañado por un compañero de trabajo y un traductor. Había una furgoneta aparcada delante de una tienda en el centro del pueblo. El dependiente estaba cargando en ella todo lo que podía. Iba metiendo de todo: un congelador, paquetes de azúcar, refrescos, harina. Mientras él hacía esto, una señora mayor, vestida de negro, estaba llorando. "Mi hijo me abandona", decía en serbio, al tiempo que la furgoneta se alejaba. Un hombre mayor, serbio, censuró la partida del dependiente. "Pánico, pánico", murmuró. "Teníamos un acuerdo con los albaneses de que nadie se marcharía, y ahora lo están rompiendo".

"Estamos asustados", dijo un vecino albanés, un profesor de primaria. "Si todos los serbios se marchan, puede que la policía serbia ataque este lugar". Al igual que muchísimos otros pueblos de Kosovo, también Mlecane había mantenido una mezcla étnica durante las tensiones de los meses anteriores. Tenía 70 serbios y 1600 albaneses, pero estábamos asistiendo a un tipo de limpieza étnica lenta, causada por el pánico y la desconfianza. En un sector del pueblo, aproximadamente a un kilómetro, había un puesto de control del ELK. Al otro lado, a unos dos kilómetros, había un puesto de control de la policía serbia. Mlecane era una especie de tierra de nadie.

Los habitantes nos dijeron que el pánico comenzó cuando un grupo armado del ELK entró en el pueblo pensando que los serbios se habían marchado y que la policía serbia podría aprovecharse de esta ausencia para atacarlo. Molosav Staletic, el serbio mas viejo, se puso en contacto con Rrustem Gashi, su contraparte albanesa, para pedirle que sacase al ELK de allí. Poco después, dos serbios del pueblo que trabajaban como policías anunciaron que estaban planeando irse. Le dijeron al señor Gashi que el comandante del puesto de control les había ordenado que se fuesen. "¿Por qué? ¿Qué ocurre? ¿Os está molestando alguien?", es lo que Gashi les preguntó a los agentes de policía: "¿Qué sabe su comandante, un hombre de Belgrado, sobre la situación aquí, en nuestro pueblecito?".

El señor Gashi fue a consultar a los líderes políticos albaneses de la vecina ciudad de Malishevo. Ellos le dijeron que discutiera la situación con el resto de los serbios del pueblo. Le dijeron que le pidiese a la policía serbia que no fuese al pueblo. A cambio, los albaneses les garantizarían que el ELK tampoco entraría en el pueblo. Podía permanecer tal y como estaba, no harían nada. Durante unos días se mantuvo el acuerdo. Pero entonces observaron que las familias serbias que tenían niños pequeños se los estaban llevando. El dependiente serbio dijo que llevaba los niños al médico, pero volvía sin ellos. Fue el día antes de verle cargar les cosas de la tienda en la furgoneta y cerrar la puerta.

Otro albanés, Osman Gashi, el primo del hombre más viejo del pueblo, nos dijo que la confianza en los demás estaba desapareciendo. Si todos los serbios se iban, dijo y el ELK quería venir, el pueblo dejaría de ser tierra de nadie, pero él les daría su apoyo. "Nunca pensamos que seríamos la resistencia, pero ahora todos somos el ELK", comentó.

Seis semanas después, volví a visitar Mlecane poco después de la ofensiva serbia de julio. La mitad de las casas estaban sin techo y destruidas. Ya nadie vivía allí. Era imposible saber lo que había pasado, pero se podía imaginar. Probablemente, al marcharse los serbios del pueblo, había venido el ELK. Más tarde, los serbios saquearon y quemaron el pueblo, convirtiendo a los albaneses en refugiados.

De este episodio se pueden sacar muchas lecciones, pero una de las más importantes es que el odio étnico no es en absoluto algo automático. La gente puede vivir junto a los otros, y de hecho normalmente lo hace. En muchos casos es la guerra la que crea la polarización étnica, no siempre es la polarización étnica la que crea la guerra. Mi último punto es el número siete.

Siete: no hay que tener miedo de cuestionar la sabiduría convencional
En lo que se refiere a Kosovo, para The Guardian esto significaba dos cosas. En primer lugar, nosotros no nos íbamos a dejar atrapar en la cuestión de ser el brazo propagandístico de la OTAN. Recordaréis como el pasado octubre el enviado estadounidense, Richard Holbrooke, iba de Bruselas a Belgrado mientras la OTAN completaba sus preparativos militares para un posible ataque aéreo a Yugoslavia. Todos los días la OTAN presionaba un poco más, anunciando un posible despliegue de aviones o algún nuevo avance sobre el programa preparado. Mientras tanto, apenas se sabía algo de las conversaciones de Holbrooke. Esto creó un lógico desequilibrio, puesto que la OTAN proporcionaba un fácil acceso a los cámaras para filmar los preparativos militares mientras las conversaciones no producían nada interesante que ver. Se trató claramente de un ejercicio de propaganda masiva con el propósito de intimidar a los serbios.

Por supuesto que The Guardian informó sobre la concentración militar. No obstante, nos mantuvimos alerta a la estrategia política. No fue fácil, porque Richard Holbrooke no soltaba prenda. Gracias a nuestros contactos con políticos albaneses que se reunían con Holbrooke, pudimos hacernos una idea de lo que estaba pasando. Como resultado, The Guardian tuvo en exclusiva la noticia de que la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa iba a crear una misión de observadores. Al mismo tiempo, otros periódicos británicos publicaban en portada más reportajes sobre las actividades militares. Nuestra primera edición del lunes, 12 de Octubre, tenía como titular en la primera página "La OTAN cercana a un trato con Serbia". Veinte horas después el señor Holbrooke lo anunció.

El segundo caso en el que rompimos con la sabiduría convencional fue en las columnas de opinión de nuestro periódico. Según nuestra perspectiva, los políticos de Occidente se equivocaban al sostener que Kosovo no podría independizarse, sino que debía permanecer incorporado a Yugoslavia. Nuestro análisis, basado en un trabajo sobre el terreno, era que a los albaneses se les debía dar el derecho a la autodeterminación, y si el resultado era mayoritariamente favorable a la independencia deberíamos respetarlo. En tanto que Occidente insistía en mantener la integridad territorial de Yugoslavia, sería un aliado de Milosevic. Ya era hora de manifestar que Occidente reconociera que la crisis de Kosovo era parte de la lenta desintegración de Yugoslavia, iniciada en 1991. Occidente había aceptado la independencia de Eslovenia, Croacia, Bosnia y Macedonia. Ahora era el turno de Kosovo, y nosotros debíamos evitar que esto no se llevase a cabo.

Como periodista de campo, apoyé enérgicamente esta idea y contribuí a la formación de la política editorial de nuestro periódico. No me disculpo por eso. La gente dice a menudo que los corresponsales de guerra deberían limitarse a informar de los hechos y no meterse en política. No deberían involucrarse. Son tonterías, tal como ya he intentado argumentar. Los corresponsales de guerra tienen que ser cuidadosos, detallistas y pacientes a la hora de manifestar la complejidad de lo que ven. Pero no deberían olvidar, como dije al principio de esta charla, en relación con el estratega alemán von Clausewitz, que la guerra es una cuestión política, e informar sobre la guerra es ser un corresponsal político en otro contexto.

* Conferencia pronunciada en 1998 por Jonathan Steele, periodista del diario inglés The Guardian. Steele cubrió, entre otros conflictos, los que Angola, Afganistán, El Salvador, Nicaragua y Kosovo.

viernes, 7 de agosto de 2009

El régimen islámico acosa a la prensa que critica a Ahmadineyad


Por Ángeles Espinoza (El País, Madrid)

Teherán.- Hay que madrugar para encontrar Etemad-e Melli en el quiosco. Tras el cierre del diario Kalameh Sabz a principios de julio, el periódico de Mehdi Karrubí se ha convertido en el favorito de quienes cuestionan el triunfo de Mahmud Ahmadineyad en las elecciones del pasado junio. El Gobierno lo sabe y, sin llegar a clausurarlo, está tratando de acallar su voz, una de las pocas críticas aún toleradas. Tres de sus periodistas han sido detenidos desde que empezaron las protestas, el Ministerio de Orientación Islámica le ha enviado una advertencia, e incluso está dificultando su distribución.
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"Hoy no ha llegado; quizás más tarde", afirma el quiosquero a pesar del madrugón. Pero según el prestigioso periodista iraní Masoud Behnoud, que monitorea desde Londres la prensa de su país, "las autoridades están bloqueando la distribución de Etemad-e Melli" con diferentes pretextos. Está claro que no les gusta su cobertura de la crisis post electoral. El 1 de julio ya impidieron que el diario saliera de la imprenta. En la primera página llevaba un artículo de opinión de Karrubí, su editor, en el que tachaba de "ilegítimo" al nuevo Gobierno, pero al día siguiente el periódico volvía a estar a la venta.

Después del cierre de Kalameh Sabz (Palabra Verde), el diario que Mir- Hosein Musaví lanzó para promover su campaña electoral, y del bloqueo de la mayoría de las webs reformistas, Ahmadineyad tal vez no quería ser acusado de silenciar a sus opositores. Sin embargo, Karrubí ha decidido no morderse la lengua y su franqueza está resultando excesiva. El Ministerio de Orientación Islámica le envió el pasado lunes una advertencia escrita en la que le acusa de publicar "informaciones falsas y numerosos artículos que constantemente cuestionan el proceso legal de las décimas elecciones presidenciales", según informó la agencia Mehr.

El aviso quedó subrayado dos días después con la detención de Mehdi Yazdani Joram, un redactor de la sección de Cultura, "sin orden judicial, cuando se encontraba en una librería cercana a la sede del periódico", de acuerdo con el propio rotativo. Joram es el tercer periodista de Etemad-e Melli privado de libertad desde que se iniciaran las protestas por el resultado electoral el pasado 13 de junio. Etemad-e Melli, significa Confianza Nacional, el nombre del partido lanzado por Karrubí tras su derrota en las presidenciales de 2005.

La mayor cárcel de periodistas

Otros dos periodistas más han sido detenidos también esta semana, según la Federación Internacional de Periodistas (FIP). Se trata de Reza Nurabajsh, redactor del diario Farhikhtegan (también crítico) y Mir-Hamid Hasanzadeh, redactor de la agencia Isna y director del sitio web Ghalamnews, que ha sustituido al cerrado Kalameh Sabz como portavoz de Musaví. Con ellos son ya 42 los informadores encarcelados en Irán, según la FIP, lo que ha llevado a Reporteros Sin Fronteras a calificar este país "de la mayor cárcel para periodistas del mundo".

Además, la FIP ha denunciado el cierre de la Asociación de Periodistas iraníes el pasado miércoles por la noche, horas antes de que sus miembros se reunieran para revisar sus estatutos. Según la televisión estatal PressTV, hace un par de semanas la asociación ya tuvo que cancelar una reunión para debatir los disturbios post electorales, por instrucciones de los servicios de seguridad.

"Las acciones del Gobierno contra los medios de comunicación y los periodistas erosionan aún más la credibilidad y la postura del Gobierno ante la opinión pública", asegura el comunicado de la FIP, que también pide a Teherán que no convierta a los informadores "en chivo expiatorio de sus problemas políticos".